Actualmente la microespuma esclerosante es el único tratamiento capaz de eliminar de forma definitiva todas las varices, independientemente de su tamaño y morfología.
Descubierta en Granada, ya ha terminado la fase III con Éxito en Europa, y se encuentra en dicha fase en EEUU. Hasta ahora ha generado una inversión de 450 millones de euros procedente de empresas internacionales de desarrollo tecnológico.
La nueva forma farmacéutica de esclerosantes consiste en una microespuma compuesta por gases fisiológicos y polidocanol, que permitirá tratar con un procedimiento mínimamente invasivo no solo las varices de pequeño calibre, como hasta ahora, sino también abordar eficazmente las grandes varices, las malformaciones venosas graves, úlceras y las hemorroides que afectan a millones de Españoles.
Las patologías venosas se caracterizan por su elevada frecuencia, tanto en incidencia como en prevalencia, relevante mortalidad, a través de embolia pulmonar; sufrimiento, por lo que altera la calidad de vida; Invalidez e incapacidad, por lo que genera bajas laborales y un alto costo socioeconómico.
El tratamiento con microespuma permite, dada su rapidez y efectividad, reducir las listas de espera de varices y otras patologías en un tiempo récord y sin necesidad de cirugía. Esto conlleva una reducción paralela, muy significativa, de los costes frente a los tratamientos tradicionales.
La eliminación de varices con microespuma garantiza la satisfacción del paciente, al evitar la reaparición de las patologías tratadas, y no ser necesaria una baja laboral tras el mismo. Pero, ¿de qué sirve una innovación en Sanidad si no pueden acceder a ella todos los pacientes?
Por ahora, este tratamiento se realiza de forma exclusiva en las Clínicas Dr. Juan Cabrera, pero están trabajando en la actualidad, con la esperanza e intención de extender el tratamiento a través de compañías aseguradoras y el sistema nacional de salud, para que puedan beneficiarse del mismo el mayor número de pacientes.
Estas clínicas están distribuidas por España en cuatro puntos: Granada, Barcelona, y en los centros de la Clínica Universitaria de Navarra en Madrid y Pamplona.
Repercusiones clínicas, humanas y socioeconómicas
La patología venosa, unas veces por su gravedad y otras por su cronicidad, ocasionan problemas de diversa índole:
* Mortalidad: la embolia pulmonar es la patología pulmonar mortal más frecuente. En España aproximadamente 30.000 personas fallecen anualmente por embolia pulmonar.
* Morbilidad, ya sea por complicaciones agudas o crónicas.
* Cronicidad, tratamientos prolongados, frecuentemente de forma ambulatoria, pero también a través de ingresos hospitalarios; ocupando gran parte del quehacer de los cirujanos vasculares y otros especialistas.
* Múltiples ingresos hospitalarios, con sus consecuencias socioeconómicas.
* Alta demanda asistencial, creando largas listas de espera. En Francia, cada año se estiman más de 70.000 stripping por varices.
* Sufrimientos, las enfermedades venosas reducen la calidad de vida. Este hecho se mide a través de cuatro dimensiones: el dolor, la actividad física, el rol social y la situación psicológica del paciente. Según Detect IVC el 48% de los pacientes con insuficiencia venosa presentan un deterioro de su calidad de vida.
* Alteraciones estéticas.
Adicionalmente y derivado de todo lo anterior, las patologías venosas generan problemas sociales y laborales: muertes prematuras, pérdidas de productividad por absentismo, bajas laborales, invalidez, jubilaciones precoces, etc. Según Berliner Krankekase la patología venosa supone un 2,5% de las bajas laborales en Alemania con una media de 45 días. Las ulceras suponen un 12,5% de la incapacidad laboral; y en EEUU la patología venosa ocasiona 6 millones de jornadas laborales perdidas.
Como tantas veces en medicina, esta idea surgió de una manera progresiva, apoyándose en lo ya conocido y gracias al abordaje multidisciplinar. Desde antiguo, el tratamiento de la enfermedad varicosa ha sido tradicionalmente quirúrgico debido a la no existencia de otro procedimiento eficaz y menos cruento.
Según palabras del Dr. Juan Cabrera «Yo entiendo que la cirugía como tratamiento de elección en la enfermedad varicosa está realizándose en tanto que no hay una alternativa más acorde con la gravedad menor de este proceso. En este sentido, siempre ha habido intentos de resolver la enfermedad varicosa por un método menos agresivo que la Cirugía.
Los tiempos han cambiado, la mentalidad y las exigencias de los pacientes también. Un procedimiento quirúrgico que cambia varices por cicatrices, precisa hospitalización y anestesia, resalta el desequilibrio entre el padecimiento y la terapéutica utilizada. Con microespuma los resultados además de absolutamente superiores a los obtenidos tras cirugía, pero lo más trascendente de esta innovación es su utilidad en el tratamiento de grandes malformaciones venosas inoperables, que encuentran solución con esta técnica, de verdadera mínima agresividad.
Una nueva alternativa
Hasta hace poco, la única alternativa a la cirugía estaba en la escleroterapia. La inyección de esclerosantes se viene realizando desde principios de siglo. Aunque los esclerosantes han sido mejorados con el paso del tiempo, el procedimiento no ha cambiado y el problema permanece: al inyectar el líquido esclerosante en la sangre se produce un proceso de dilución que hace perder la efectividad del tratamiento. Además, la concentración del esclerosante en el vaso es desconocida. Sólo se sabe que se ha diluido en la sangre, en mayor proporción cuanto más voluminosa es la variz. Por eso, los líquidos esc1erosantes inyectados en varices mayores de 5 o 6 milímetros de calibre no son eficaces, y aún en estos vasos de calibre reducido su acción es segmentaria, ya que al alejarse del punto de punción van perdiendo progresivamente su eficacia.
La medicina avanza hacia la utilización de métodos de mínima agresividad, resolutivos y poco costosos, y en este sentido, las varices son un reducto que aún se resiste, dado que el volumen de sangre que diluye el esclerosante y que está presente en mayor cantidad en los vasos más grandes es el elemento que limita la eficacia de los mismos.
Cita el Doctor Cabrera, «La microespuma esclerosante como innovación consiste en que la microespuma que inyectamos desplaza el volumen de sangre que contiene el vaso, de manera que el esclerosante de que está formada esa microespuma puede actuar selectivamente sobre las paredes del vaso, que constituyen el objetivo del esclerosante. Cuando el esclerosante se inyectaba en forma líquida en la vena, se formaba una mezcla de sangre y esclerosante que progresivamente, por dilución, perdía su actividad».
La microespuma se transforma en el recurso ideal porque permite trabajar sin sangre dentro de los vasos, actuar selectivamente sobre el endotelio de los mismos, y desde un solo punto de punción, tratar todo el eje venoso y sus colaterales varicosas. Este descubrimiento abre nuevas expectativas en el tratamiento de varices de grueso calibre y. lo que resulta más interesante, en malformaciones venosas inoperables.
En palabras de sus descubridores: «El resultado es espectacular, el rendimiento es muy alto ya que permite tratar muchos pacientes en un solo día, se ahorra hospitalización, es un procedimiento ambulatorio y encaja perfectamente en ese enunciado de terapéuticas de mínima agresividad, poco costosas y de buenos resultados».
La microespuma de esclerosante no sólo utiliza un escaso volumen de gas fisiológico sino que permite un ahorro en el esclerosante, del que actualmente se suele inyectar una dosis de hasta 30 centímetros cúbicos en malformaciones venosas y hasta 10 centímetros cúbicos en varices. Con la microespuma se ha conseguido un aumento de hasta diez veces este volumen.
Un principio activo probado y un gas soluble
En el año 1993, el equipo formado por el doctor Juan Cabrera Garrido y el farmacéutico Juan cabrera García-Olmedo obtuvo la patente de la microespuma esclerosante para permitir su desarrollo farmacéutico a escala internacional. La microespuma aporta dos ventajas fundamentales con respecto a la espuma tradicional.
Las microburbujas que conforman esta nueva forma farmacéutica permiten desplazar con mucha mayor efectividad la sangre contenida en los vasos, incluso los de gran calibre. Por otro lado, las microburbujas aumentan de manera exponencial la presencia activa del esclerosante, al estar repartido en la superficie de un número enormemente superior de burbujas micronizadas.