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Menos de un lustro para erradicar la hepatitis C

Descubierta por el inglés Michael Houghton y con una incidencia mundial de casi 170 millones de infectados, la hepatitis C se ha convertido en una lacra viral. La buena nueva ha sido que el trabajo desarrollado durante los últimos 20 años empieza a dar sus frutos. De hecho, según Houghton en cinco años aproximadamente estará lista la vacuna contra esta enfermedad.

En la actualidad, según declaró a la agencia de noticias Europa press el investigador, únicamente existe cura para la mitad de los afectados. En Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE), tan sólo el 15% de los enfermos ha experimentado una recuperación total. Las estimaciones sobre la aparición de nuevas enfermedades de hígado se asientan en un progresivo aumento en las próximas décadas.

La hepatitis C afecta al hígado produciendo una prolongada inflamación del mismo. Distintas son las causas de su aparición, aunque la más extendida viene aparejada o bien mediante el contagio tras una relación sexual con un infectado- la inyección de drogas con la misma jeringuilla o el compartir ciertos utensilios de uso personal también pueden ser las principales vías de contagio- así como le exposición durante mucho tiempo a una diálisis prolongada.

Del mismo modo, la incidencia aumenta en aquellos trabajadores del campo de la salud al tener un frecuente contacto con sangre en su trabajo. También, los nacidos bajo la influencia del virus debido a la infección de la madre, es otro de los targets afectados. Es más. La aparición de la hepatitis C puede venir asociada a otras como el SIDA, entre otras de severos efectos.

Sintomatología

Dolor agudo en la zona abdominal, episodios severos de vómitos y náuseas, dilatación en el esófago de las venas, fiebre, ascitis así como posible aparición de ictericia, son algunos de los síntomas de la hepatitis C. Por otra parte, en alguno de los casos, la convivencia del afectado con la enfermedad puede venir asentada en la aparición de la cirrosis y en casos más extremos, cáncer hepático.

Las transfusiones eran una de las vías por las que el virus campaba a sus anchas antes de poner una serie de barreras para evitar su contagio. La caracterización de su genoma permitió el desarrollo de marcadores sanguíneos y asegurando que las transfusiones se llevaran a cabo de un modo mucho más hermético y seguro.

Tratamiento

Hasta la fecha el tratamiento contra la hepatitis C se ha asentado en la combinación o ingesta por separado del interferón alfa y la ribavirina. Por el contrario, el avance sobre la paliación de la enfermedad, mediante la experimentación y desarrollo clínico de medicamentos se estima, aumentarán la curación.

Las estimaciones auguran que se reduzca hasta un 70% su incidencia así como se podrán desarrollar periodos de tratamiento mucho menos prolongados que los existentes a día de hoy.

Lo realmente tangible y beneficioso es que ya se avista el remedio para una enfermedad que, a diferencia de las pandemias fantasmas de la actualidad, tiene una alta incidencia y su presencia es patente en prácticamente todo el planeta.

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