Más del 70 por ciento de la población española considera que vive en una ciudad ruidosa y más de 9 millones de habitantes conviven a diario con niveles de ruido que superan los 65 decibelios, que es el máximo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud, que apunta a España como el segundo país más ruidoso del mundo por detrás de Japón.
Así, según el estudio ‘GAES: Ruido y audición en España’, la calle es el lugar donde más ruido se percibe, con un 60 por ciento de la población, y son las obras y el tráfico los ruidos que consideran más molestos. Además, a la hora de conciliar el sueño, los ronquidos de la pareja o la televisión del vecino son los sonidos que más molestan a la hora de conciliar el sueño. En concreto, el 72,3 por ciento de los españoles considera que vive en una ciudad ruidosa y el 91 por ciento piensa que la sociedad, en general, no está concienciada con el problema del ruido. De hecho, según los expertos se ha incrementado el número de personas que sufren problemas de estrés, falta de concentración o problemas para dormir como consecuencia de esta sobreexposición de decibelios. En este contexto, el presidente de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Facial, Luis María Gil Carcedo, ha advertido de que los niveles de ruido en la ciudad han aumentado de forma notable en las últimas décadas. De hecho, nueve de cada diez ciudadanos afirma que el exceso de ruido se debe a que no se toman las medidas adecuadas, según revela el mismo estudio.
Desde hace años, España está considerado como el país más ruidoso de la Unión Europea, y el segundo después de Japón a nivel mundial, tal y como refleja el ranking mundial de ciudades ruidosas elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se calcula que en España son más de 9 millones de españoles los que conviven diariamente con niveles de ruido superiores a los 65 decibelios (dB), nivel máximo recomendado por la OMS. Mientras que un 20 por ciento de la población española está sometida a un nivel de ruido que puede afectar seriamente su salud, tal y como se recoge el estudio. Asimismo, el trabajo señala que el 15,8 por ciento de los españoles reconoce tener problemas con el ruido en casa, más incluso que en la calle o en el lugar de trabajo. En concreto, lo que más molesta son las obras en alguna vivienda próxima (58,8 por ciento); las fiestas o cenas organizadas por los vecinos (28,7 por ciento) y el ruido provocado por el tráfico (28 por ciento) y es que algo tan cotidiano como arrancar el camión de la basura en horario nocturno puede superar los 70 dB.
A la hora de ir a dormir, el 24,8 por ciento de los españoles afirma tener dificultades para conciliar el sueño a causa del ruido y, lo que más molesta a los españoles en este contexto es la música del vecino (27,5 por cieno), los ronquidos de la pareja (18,8 por ciento) y la televisión del vecino (15,4 por ciento). Aunque el 48,8 por ciento de los españoles considera el ruido como un condicionante del buen o mal descanso, solo un 6,5 por ciento de los ciudadanos utiliza tapones para dormir. Mientras, en un contexto de ocio, los expertos recomiendan tener precauciones para evitar la sobreexposición al ruido. En bares, discotecas o conciertos es necesario, por ejemplo, separarse de los altavoces y los amplificadores. «Es un ruido altamente traumático, ya que puede alcanzar los 110dB. Parece que el ruido se ha convertido en algo lúdico, pero estar expuesto a él de forma continuada es perjudicial», ha apuntado el doctor Gil-Carcedo. S
Los expertos advierten de que debido a la sobreexposición al ruido, se adelantará la pérdida auditiva asociada al envejecimiento (presbiacusia). En la actualidad, entre 40 y 50 por ciento de la población española empieza a experimentar pérdida auditiva debido al envejecimiento alrededor de los 65 años, pero dentro de poco serán las personas de 40-50 años las que presenten signos de presbiacusia. «Si no se adoptan medidas de prevención, el ruido puede hacer que nuestros oídos envejezcan antes de tiempo», advierte el estudio. «El ruido tiene una gran influencia en nuestras vidas. Su consecuencia más evidente es la pérdida de audición, pero también puede ocasionar enfermedades cardiovasculares, trastornos del sistema endocrino y afectar a diversos aspectos psicológicos», ha explicado Gil-Carcedo. Finalmente, añade que varios estudios advierten de que la exposición recurrente a niveles de ruido no recomendados puede producir déficit de concentración, estrés crónico, fatiga, ansiedad y la aparición de insomnio. En el caso de los niños, la sobreexposición al ruido puede ralentizar su desarrollo cognitivo y afectar a su crecimiento.