El estudio trataba de analizar los efectos del consumo de café en caso de muerte por todas las causas y las muertes por enfermedades cardiovasculares, para lo que utilizaron una cohorte de más de 43.000 personas de 20 a 87 años, con un seguimiento medio de 17 años (entre 1979 y 1998). Todos los participantes rellenaron un cuestionario sobre su historial médico para evaluar sus hábitos de vida (incluyendo el consumo de café) y los antecedentes familiares.
Durante el seguimiento se registraron 2.512 muertes (de las que el 87,5% fueron hombres), y el 32 por ciento de estas muertes están provocadas por una enfermedad cardiovascular. Además, se observó que aquellos que consumían mayores cantidades de café (tanto hombres como mujeres) eran también más propensos a fumar y tenían niveles más bajos de capacidad cardiorrespiratoria.
Los hombres más jóvenes tenían una tendencia hacia una mayor mortalidad, incluso aunque tuvieran un menor consumo de café, pero la tasa de mortalidad más significativa se notificó en quienes tomaban más de 28 cafés a la semana, que tenían un riesgo de mortalidad un 56 por ciento mayor.
Además, las mujeres más jóvenes que consumían más de 28 tazas de café por semana también tenían un riesgo más de dos veces mayor de mortalidad por cualquier causa, en comparación con quienes no bebían café.
Los investigadores sugieren que las personas más jóvenes deberían evitar el consumo excesivo de café. Sin embargo, subrayan que se necesitan más estudios en diferentes poblaciones para evaluar la información sobre los efectos del consumo de café a largo plazo y su relación con un aumento de la mortalidad por enfermedad cardiovascular.