Una alimentación variada puede ayudar a reducir sus síntomas, aunque no hay estudios definitivos al respecto. La llamada astenia primaveral afecta a una de cada diez personas en nuestro país, según estudios recientes. Este trastorno, que se produce cuando llega el buen tiempo, tiene entre sus síntomas el cansancio, el agotamiento, el decaimiento y la falta de energía para realizar nuestras tareas. Está causada por una caída en el nivel de las betaendorfinas en la sangre. Existen dos tipos: una astenia de origen físico, que cursa con cansancio y debilitamiento corporal, y otra de origen psicosomático o nervioso, que incluye entre sus síntomas el hastío que invade a quien la padece cuando debe realizar cualquier actividad mental.
Los expertos del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada afirman que la astenia se ha relacionado con la alimentación, pero no hay publicado ningún estudio sobre el papel de la alimentación en la astenia, que, por otro lado, afirman, es leve de la primavera. En general, para situaciones de cansancio crónico se han descrito distintos tratamientos dietéticos como la dieta libre de azúcares, carbohidratos refinados, alimentos con levaduras, alcohol y cafeína (a este respecto, se puede consultar el «Beat Candida Cook Book») o los suplementos multivitamínicos (vitaminas, minerales). Ninguno de ellos muestra una mejoría con estas modificaciones en la dieta, por lo que cualquier tratamiento dietético de la astenia primaveral es totalmente empírico (más o menos, inventado y no probado).
Cambios en la Dieta
Los expertos creen que lo que se debería de recomendar a las personas que tengan estos síntomas es una dieta equilibrada, variada, con muchas frutas y verduras. Evitar el exceso de grasas y comidas con una alta densidad calórica y tomar suficientes líquidos. Otras recomendaciones, afirman, serían ineficaces, y se correría el peligro de no recomendar una dieta adecuada que podría ser perjudicial. En el mismo sentido, los investigadores del Instituto de Nutrición se pronuncian con respecto al consumo de café y bebidas excitantes. Según su punto de vista, ayudan, efectivamente, a mantener la vigilia, pero otra cosa es resolver el problema de la astenia y los trastornos relacionados con el estado de ánimo. Probablemente, tras el consumo de excitantes, forcemos más nuestro organismo, por lo que al final ese estado de cansancio y apatía puede agravarse más que mejorarse. De hecho, como he comentado, los excitantes, en algunos tratamientos del cansancio crónico, están prohibidos. El profesor Emilio Martínez de Victoria, director del Instituto, opina que «no se debe de abusar de los excitantes. Se degen tomar con moderación y de acuerdo a las costumbres de cada uno, ya que la sensibilidad a ellos es diferente en las distintas personas».
Las frutas nos sientan bien
Aunque la astenia no está relacionada directamente con el consumo de azúcares, y el mito de que una mayor ingesta de éstos nos puede ayudar a combatirla, sí es cierto que la ingesta de frutas nos llena sin provocar un cansancio extra por la digestión. Y desde ese punto de vista, su consumo es positivo. Según el profesor Martínez de Victoria, «las frutas pueden ser más o menos refrescantes, como el melón y la sandía, que además se consumen frías. Las frutas tienen hidratos de carbono simples, azúcares, como fructuosa, glucosa y las más maduras sacarosa. Su contenido no es alto y además tienen fibra, por lo que el índice glucémico no es alto y no elevan mucho los niveles de glucosa en sangre tras su ingestión».
Con respecto a su incidencia en la astenia, afirma que «las frutas no tienen ningún efecto en el ánimo. Su indicación en verano se debe a la temperatura ambiente.Con el calor, apetecen más que platos más contundentes y calientes. Al comer alimentos menos densos calóricamente, como las frutas, nos sentimos mejor, más ágiles, física y mentalmente. Esto puede ayudar a esa sensación de la astenia, pero vuelvo a repetir es un tratamiento empírico y no hay nada probado científicamente».