El mercurio es un contaminante presente especialmente en el pescado azul y pescado en conserva, y en menor cantidad, en el pescado blanco. Así se desprende de una investigación realizada en la Universidad de Granada (UGR), que advierte de la necesidad de evaluar el riesgo para la salud de los niños de menor edad por el consumo de pescado, distinguiendo entre las variedades o especies que consumen, especialmente en aquellas zonas donde el pescado forma parte de la dieta habitual de la población, según informa la institución en un comunicado de prensa.
‘Exposición Infantil’
El trabajo titulado ‘Exposición infantil a contaminantes ambientales en Granada y posibles efectos en salud’ ha sido realizado por Carmen Freire Warden, del departamento de Radiología y Medicina Física de la UGR, y dirigido por los profesores Nicolás Olea Serrano y Marieta Fernández.
Para realizar este estudio, los científicos analizaron la exposición a contaminantes ambientales a través del agua, el aire y la dieta, en una muestra formada por 220 niños del área geográfica de atención sanitaria del Hospital Universitario San Cecilio de Granada.
Así, en este trabajo se ha descrito por primera vez el grado de exposición infantil a contaminantes ambientales de especial interés, como son trihalometanos, NO2, hidrocarburos aromáticos policíclicos y mercurio y, siguiendo las hipótesis planteadas, se ha evaluado la asociación de la exposición a la contaminación atmosférica, por un lado, y a mercurio, por otra, con el neurodesarrollo infantil a los cuatro años de edad.
En esta línea, las concentraciones de mercurio total determinadas en el pelo de los niños granadinos de cuatro años de edad estudiados fueron superiores a las encontradas en otras poblaciones infantiles con un menor consumo de pescado, pero inferiores a los niveles encontrados en poblaciones altamente consumidoras.
Los factores que determinaron esta exposición fueron el lugar de residencia, la edad de la madre, la exposición pasiva al humo de tabaco y el consumo de pescado azul. Los resultados obtenidos sugieren que la principal fuente de exposición a mercurio en la muestra de población infantil estudiada es el consumo de pescado.
El trabajo realizado en la UGR también ha determinado que en Granada el riesgo para la salud de la población infantil por exposición a trihalometanos a través del agua de consumo puede considerarse bastante menor que en otras poblaciones de nuestro país, y que las concentraciones del contaminante atmosférico NO2, medido en el ambiente exterior del área de estudio, fueron también inferiores a las descritas para otras ciudades españolas. La principal fuente de emisión de estos contaminantes en el área de estudio es el tráfico de vehículos a motor.
Relación directa
Además, el estudio también ha revelado que existe una relación directa entre la exposición pasiva del niño al humo de tabaco y el uso de cocina de gas en el interior de la vivienda y la presencia de 1-hidroxipireno, indicador de la exposición a contaminantes del aire perjudiciales para la salud.
Los investigadores advierten de que, aunque los niveles de exposición ambiental encontrados en la población infantil que integra la muestra de estudio son lo suficientemente bajos como para no causar trastornos evidentes, de carácter más o menos agudo, bien pudieran tener consecuencias sobre el desarrollo infantil y presentarse de forma tardía con respecto a la exposición, recuerdan en el comunicado.
Así, explican, «cualquiera que sea el grado de participación de las exposiciones ambientales en la etiología de la enfermedad, el simple hecho de actuar en épocas muy tempranas de la vida abre las puertas a un campo trascendental en salud pública: la posibilidad de aplicar medidas de prevención para minimizar los problemas». Los resultados han sido publicados recientemente en revistas científicas como ‘Environmental Research’, ‘Journal of Epidemiology and Community Health’ o ‘Science of the Total Environment’.