Podría parecer una broma, pero no lo es. Científicos australianos han publicado un estudio que vincula el nacimiento de los niños prematuros con la residencia de sus madres en zonas con tráfico denso.
El estudio realizado por científicos del Instituto de Salud e Innovación Biomédica (IHBI, siglas en inglés) de la Universidad de Queensland señala que la contaminación ambiental es uno de los factores que incide en los nacimientos prematuros. Los científicos australianos comprobaron que los bebés nacen de forma prematura si sus madres habitan a unos 400 metros de una red de carreteras de alta velocidad o de avenidas con mucho tráfico, informó la cadena australiana ABC.
Los investigadores del IHBI, que entrevistaron a 970 madres gestantes, descubrieron que el tiempo de embarazo se redujo en un 4,4 por ciento, de 40 semanas a 38,2 semanas, en aquellas que residían a unos 400 metros de un nudo de carreteras de alta velocidad. Asimismo, el período de embarazo se reducía, en menor medida, en un 1,1 por ciento (39,6 semanas), en aquellas madres que vivían cerca de un grupo de avenidas principales con un tránsito denso de automóviles.
Daños por humo
Los científicos australianos también compararon el daño causado por la contaminación de gases provenientes de los vehículos con una exposición prolongada al humo del cigarrillo. El director de la investigación, Adrian Barnett, dijo que si bien se desconoce a ciencia cierta las causas de los nacimientos prematuros, él cree que en este caso están vinculados «a las toxinas que hay en el ambiente por la contaminación (producida por los automóviles)«. «Aunque tampoco se descarta el ruido (de los vehículos)», agregó.
Recientes investigaciones en Australia ya habían vinculado el impacto de residir cerca de áreas contaminadas por el tráfico con el tamaño del feto y el desarrollo de asma en los niños, pero este estudio da nuevas pistas sobre el parto temprano. El nacimiento prematuro es considerado como una de las principales causa de muerte durante el primer mes de vida entre los bebés y si las criaturas sobreviven están expuestas a un mayor riesgo de sufrir problemas de salud en el futuro. De este modo, la contaminación vuelve a aparecer como coadyuvante en el desarrollo de determinadas patologías. La investigación asutraliana abre, sin embargo, otra nueva dimensión en esta materia.