La adicción a sustancias consideradas como nocivas por su alto componente tóxico así como degenaritvo como lo pueden ser las drogas de diseño, el tabaco y el alcohol e incluso algunos fármacos, tiene en algunos casos un final desagradable que suele desencadenar en trastornos psíquicos o físicos.
Cuando uno es el único valedor de su cuerpo, la gravedad de la adicción reside en los efectos que día a día irán minando la capacidad cognitiva del individuo. Pero cuando dentro dentro de ti, un ser ya vive, la cuestión de la adicción es realmente grave. Ya no sólo para la embarazada, sino para el venidero bebé.
Éste último está ‘condenado’ desde su nacimiento a padecer futuras complicaciones por la ingesta de sustancias también nocivas para él.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo y abuso de drogas durante el periodo de gestación influye de forma muy significativa en la salud mental de la madre. Muchos pueden ser los desencadenantes fatales que van desde la malnutrición, intercurrencia de enfermedades venéreas, grave estrés poscoital así como un alto índice toxicidad por sobredosis. Esto, en lo que respecta a la madre.
En cuanto al pequeño, un amplio abanico de posibilidades pueden desencadenar en la futura adicción en el crecimiento del menor. Por ejemplo, si asiduamente el consumo de alcohol es una cuestión que va asociada al periodo de embarazo, el niño podría nacer con el Síndrome del Alcohólico Fetal (SAF). Éste se define como un trastorno permanente provocado por la exposición fetal al alcohol ingerido por la madre durante el periodo de gestación.
Otras drogas
Una vez se ha dado a luz, también se recomienda no continuar con la ingesta de alcohol si va a ser la madre la que de el pecho al pequeño. En cuanto a otro tipo de drogas como el hachís, heroína o cocaína, se podrían producir un elevado número de sucesos graves.
Desde el Síndrome de la Abstinencia Neonatal- la necesidad de la sustancia ya no sólo la sufre la madre sino también el hijo-, el parto pretérmino- ocurrido antes de 37 semanas de gestación, en oposición a la mayoría de los embarazos que duran más de 37 semanas, contadas desde el primer día de la última menstruación o el crecimiento intrauterino retardado hasta la posibilidad de que el niño nazca con bajo peso o daños cerebrales, son algunos de los posibles efectos adversos.
Más vale cuidar la salud del hijo o de lo contrario, los efectos futuros podrían afectar mediante la aparición de los síndromes citados, pero que enmascarán otros muchos como malformaciones o problemas cardiacos y respiratorios.