¿Eres un “llegatardista” nato? Si se trata de levantarse temprano, apagas el despertador hasta que finalmente llegas tarde siempre, y ni que decir tiene lo impuntual que eres en tus citas, y no, no te exime ese whatsapp de “llegaré 5 minutos tarde”.
A pesar de lo que el resto del mundo opina (la impuntualidad es reflejo de desidia o pereza), los impuntuales sufren con su condición. A sabiendas de la mala imagen que ofrece de uno mismo la tardanza constante, intentan cambiar casi siempre sin éxito. ¿El llegar tarde es algo genético? ¿La impuntualidad es una especie de rasgo difícil de cambiar?
¿Eres de los que siempre llega tarde? Aquí algunas de las razones
Según un estudio bajo la coautoría de los psicólogos de la Universidad de Illinois, Matt Evans y Justin Kruger, cuando alguien llega con retraso es porque tiende a subestimar cuánto tiempo llevará completar las tareas pendientes.
Directamente relacionado con lo anterior, las personas que llegan tarde suelen ser capaces de abordar diferentes y variadas tareas simultáneamente, lo que les hace abstraerse de la realidad que les rodea. Para cuando quieren darse cuenta de “esa otra tarea”, llegar puntuales, ya es demasiado tarde.
Parece ser también que llegar tarde está relacionado con ser más optimista. Los impuntuales creen que harán más tareas en menos tiempo, al menos así concluyeron Ishizaka, Marshall y Conte en un artículo publicado en la revista “Human Performance”.
Por último, podríamos decir que hay una parte subjetiva en lo que se entiende por llegar tarde, a saber: para tu jefe, 5 minutos tarde es imperdonable y para ti no significa nada.
¿Te identificas con alguno de estos rasgos de personas impuntuales?
¿Qué clase de impuntual eres tú? Para Diana DeLonzor, autora del libro “Never be late again”, existen diferentes tipos de personas impuntuales, y como primer paso para conseguir la solución al “llegartardismo”, estaría identificar de qué tipo somos. DeLonzor, describe 7 tipos de personas impuntuales:
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Amantes del riesgo, aventureros: disfrutan de la prisa, que les hace salir de la rutina, además dicen rendir mejor bajo presión.
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Ahorradores: necesitan hacer mil cosas, en el menor tiempo posible, pero subestiman el tiempo real que les va a llevar.
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Distraídos: un día perderán la cabeza y consiguientemente el tiempo también lo pierden (y bastante).
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Impuntuales consumados y orgullosos de ellos: constantemente justifican su tardanza y no sienten remordimientos.
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Indulgentes: carecen de autocontrol.
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Evasivos: tratan de controlar su ansiedad, posponiendo las tareas.
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Rebeldes: “llego tarde ¿algún problema?”. Lo hacen para reafirmar su supuesto poder.
La ciencia al habla: algunas sugerencias para conseguir llegar a tiempo
Seamos sinceros, seas del tipo que seas, llegar con retraso trae poco rédito, no hay ningún beneficio cuando llegamos tarde. Diferentes expertos en enseñar a controlar el tiempo nos ofrecen algunos consejos para conseguir ser puntuales:
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Si has esperado hasta último momento, quizás no sea una tarea tan importante, por eso deberías dejarlo para otro momento. De ahí, la importancia de una buena planificación.
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Cambiar no es tarea fácil, plantéate al principio metas cortas.
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Desglosa las tareas, por ejemplo: “hacer la cama” puede descomponerse en microtareas, que te ayudarán a manejar mejor el tiempo, y muy importante ¡haz una lista!
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Aprende a recalcular, quizás todo este tiempo hayas estado sobreestimando lo que tardas en hacer una tarea. Anota en tu planificación diaria, el tiempo real en el que completas cada objetivo.
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No planees llegar a tiempo, si no 10 minutos antes. Si te surge algún problema con el camino (un conductor relajado que lleva la misma trayectoria que tú o demasiados semáforos en rojo), siempre contarás con ese tiempo de más.