La ‘Operación B
Con las dietas milagro, según los expertos, «se pierde masa muscular» y si el tiempo de seguimiento es prolongado «se puede llegar a perder masa de la estructura de los órganos vitales», e incluso «masa del hueso», que puede desencadenar en un proceso de osteoporosis o, también, pueden provocar problemas cardiovasculares «derivados de las bajadas bruscas de tensión».
No obstante su éxito a nivel de pérdida de peso es real. Con estas dietas se logra perder peso, pero «a costa de la salud». «Funcionan porque se basan más en cuantificar la ingesta de energía sin tener en cuenta los nutrientes», añaden.
De hecho, un documento público de la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas define las dietas milagro como aquellas que prometen resultados rápidos, mágicos, basadas en la prohibición de un grupo de alimentos. Esta exclusión de algún tipo de alimento es para los nutricionistas de la AEDN una contradicción con la definición de dieta equilibrada, que tiene en cuenta las bondades de todos los nutrientes. Por tanto, eliminar los hidratos de carbono como propone el método Dukan, que es una de las últimas tendencias de estas «fraudulentas» formas de adelgazar, «es un clavo ardiendo para la sociedad que, a largo plazo, tendrá graves repercusiones sobre la salud «, advierten desde la Asociación.
Suben la mortalidad
«Un seguimiento de la alimentación de 22.944 personas adultas durante 10 años mostró que el consumo prolongado de dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteínas se asocia con un incremento en la mortalidad total«. «La alta ingesta de proteínas ha sido asociada a enfermedades crónicas como osteoporosis, cálculos renales, insuficiencia renal, cáncer, enfermedad cardiovascular y obesidad». «No se debe perder más de entre medio a un kilo a la semana porque si, esto es así, se está perdiendo agua, glucógeno, músculo, pero no se pierde grasa que es lo que se tiene que perder. Además, una vez abandonada la dieta, el peso se recupera enseguida», afirman desde la AEDN.
«No hay -prosiguen los especialistas- que sentirse a dieta, ni es necesaria una restricción dietética excesiva, sino, muchas veces basta con reordenar el consumo de los alimentos, su combinación o su forma de cocinarlos». Además, ponerse a dieta es también y sobre todo «cambiar los hábitos que nos han conducido a engordar». En ellos se incluye tanto optar por adecuada alimentación como fomentar el ejercicio físico. «A largo plazo, una dieta equilibrada y evitar el sedentarismo nos añaden salud y mantienen nuestro peso», concluyen los nutricionistas.