Los científicos, dirigidos por John Rudoy, explican en un artículo científico cómo enseñaron a un grupo de doce individuos a asociar 50 imágenes únicas con sus característicos sonidos con una localización particular sobre una pantalla de ordenador y después pidieron a los participantes que tomaran una siesta.
Mientras los participantes dormían, los investigadores volvieron a poner los sonidos asociados con 25 de las imágenes del estudio y cuando éstos despertaron, los autores pidieron a los participantes que situaran de nuevo las imágenes en sus localizaciones correctas de la pantalla del ordenador.
Los científicos descubrieron que los participantes situaban con más acierto en la localización correcta las imágenes cuyo sonido fue presentado durante el sueño. Sin embargo, los participantes no pudieron adivinar qué sonidos se les habían presentados mientras dormían y un grupo control que permaneció despierto durante todo el estudio no mejoró su exactitud en la segunda ronda.
En conjunto, estos descubrimientos indican que el procesamiento de la memoria durante el sueño puede ser muy específico y que cuando estamos dormidos, se pueden utilizar recordatorios auditivos para reactivar y fortalecer recuerdos individuales que se aprenden cuando se está despierto.