Un estudio llevado a cabo por la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, en Estados Unidos, demuestra que el momento de presionar no supone efecto alguno sobre el desencadenante de un parto natural o por cesárea. Así lo establecen tras analizar más de dos millares de casos de embarazos. Eso sí, algunos obstetras recomiendan que se empiece a empujar tan pronto como el cuello uterino se encuentre completamente dilatado. Otros, que se lleve a cabo cuando exista la necesidad de empujar.
Los datos reflejaron que aquellas mujeres que demoraron el empuje vivieron partos más prolongados y con mayor riesgo de sangrado, exponiéndose a infecciones de postparto graves. También los neonatos eran más propensos a desarrollar una complicación grave relacionada con la infección como la sepsis.
El estudio, que fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), también recalca en cuanto mayor fue la espera para empujar, las complicaciones se sucedieron, en cifras mínimamente diferenciadas.
Los datos
Tal como recoge ‘Infosalus’, los casos analizados se llevaron a cabo en Estados Unidos. 2414 mujeres primerizas con, al menos, 37 semanas de gestación y habiéndoles sido aplicada la epidural eran los perfiles. Toda vez que el cuello uterino se encontraba dilatado en diez centímetros, separaron en grupos a quienes empujaban inmediatamente y a quien la retrasarían, al menos, una hora.
Las cifras más significativas resaltan que las mujeres que empujaron de forma inmediata de la segunda etapa, sus bebés presentaron tasas significativamente más bajas de sospecha de sepsis en comparación con los del empuje tardío (3.2 por ciento vs 4.4 por ciento respectivamente).
También las mujeres que empujaron de inmediato registraron tasas más bajas de infecciones y menos episodios de sagrado excesivo después del parto en comparación a quienes retrasaron la presión. El 6.7 por ciento frente al 9.1 por ciento del segundo grupo.