La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció ayer el fin de la pandemia de gripe A, catorce meses después de haber declarado el máximo nivel de alerta por la aparición de este virus, que ha matado a unas 19.000 personas. La directora general del organismo, Margaret Chan, adoptó la decisión de levantar la alerta aconsejada por el comité de emergencia de la OMS, reunido unas horas antes. Chan volvió a defender la actuación del organismo frente a las críticas por haber causado una alarma innecesaria y un desmedido gasto en vacunas.
No obstante, dejó claro que el paso a la fase post pandémica «no significa que el virus H1N1 haya desaparecido», al tiempo que defendió la controvertida gestión que el organismo sanitario ha hecho de la crisis. «En base a nuestra experiencia con anteriores pandemias, esperamos que el virus H1N1 adopte un comportamiento similar al del virus de la gripe estacional y continúe circulando los próximos años», dijo Chan.
«En este periodo postpandémico pueden aparecer brotes con niveles significativos de transmisión del H1N1. Esta es la situación que observamos ahora en Nueva Zelanda y puede darse en otros lugares», dijo. Chan subrayó que en la actualidad el virus de la gripe A no es el dominante y que en la mayoría de los países circula una mezcla de virus gripales. Y como en algunos lugares entre el 20% y el 40% de la población fue infectada por el virus H1N1, eso les ha dado una cierta inmunidad.
Pese a todo, la directora general de la OMS advirtió de que este virus «seguirá causando una enfermedad grave en grupos de jóvenes y otros grupos de riesgo», por lo que insistió en que se sigue recomendando la vacunación. «Hemos tenido suerte. El virus no ha mutado a otra forma más letal y no se ha desarrollado resistencia al oseltamivir (principio activo de los medicamentos contra el virus), y la vacuna ha demostrado ser segura y ajustada al virus», subrayó, frente a las críticas recibidas por la OMS después de que los gobiernos gastaran millones en vacunas no utilizadas.