La hiperhidrosis es una enfermedad que, aunque puede parecer poco importante, ocasiona a los que la padecen ansiedad social y problemas para desarrollar sus actividades diarias. Para reducir el sudor excesivo provocado por la hiperhidrosis existen diferentes tratamientos, entre los que destaca por su eficacia la iontoforesis.
Qué es la iontoforesis y cómo funciona
La iontoforesis es una técnica que utiliza corrientes eléctricas para lograr la penetración de fármacos dentro de los tejidos, más allá de la piel. Se basa en el principio físico de que los iones migran en función de su polaridad si están sometidos a una corriente eléctrica. Esto quiere decir que las sustancias se descomponen en iones positivos y negativos que buscan el polo opuesto atravesando todas las barreras que se encuentren, incluida la piel.
Aplicado a la medicina, si se coloca un medicamento sobre la piel y luego se aplica una corriente de baja intensidad, el medicamento penetrará fácilmente en el organismo. No obstante, esto sólo ocurrirá si el electrodo y el medicamento son de la misma polaridad, para que se repelan y la sustancia entre en el cuerpo. Si bien la iontoforesis se utiliza principalmente en la fisioterapia, también tiene otras aplicaciones en el campo de la salud.
Iontoforesis frente al sudor excesivo (hiperhidrosis)
La hiperhidrosis es una enfermedad en la que aparece un sudor excesivo y anormal de forma espontánea, sin que lo provoquen el calor, la tensión ni el ejercicio. Las personas que padecen hiperhidrosis pueden sudar tanto que se les empapa la ropa o les gotea, llegando a ocasionar problemas para desarrollar las actividades diarias y provocar ansiedad social y vergüenza.
Las consecuencias que la hiperhidrosis tiene en los que la padecen explica la necesidad de tratar este enfermedad. Existen técnicas muy variadas para reducir el sudor excesivo: uso de antitranspirantes, medicamentes y anticolinérgicos, aplicación de botox e incluso cirugía. No obstante, uno de los tratamientos más eficaces es la aplicación de la iontoforesis con agua corriente. Si bien esta técnica ha sido recomendada y probada especialmente para el tratamiento de la hiperhidrosis focal en manos y pies, también se usa en ocasiones para el rostro y las axilas.
El uso de iontoforesis para tratar el sudor excesivo no requiere de medicamentos sino que sólo usa agua corriente. Aunque no se sabe exactamente cómo funciona el proceso, se cree que la corriente eléctrica y las partículas minerales del agua actúan microscópicamente en la capa externa de la piel bloqueando las glándulas por las que fluye el sudor, interrumpiendo su producción de forma práctica. La calidad del agua en este proceso es importante y, en zonas con agua blanda puede ser necesario añadir bicarbonato sódico para favorecer el paso de la corriente.
En función de la zona del cuerpo a tratar, se pueden usar diferentes instrumentos. Si la iontoforesis se va a aplicar a manos o pies se preparan unas bandejas con agua para sumergir estas partes del cuerpo. En el caso de las axilas se puede aplicar el tratamiento con esponjas axilares empapadas en el agua corriente, y para la cara existe una mascarilla especial. Aunque el tiempo de la sesión puede ser variable, el cuerpo se deja en contacto con el agua aproximadamente entre 10 y 20 minutos.
El proceso se debe repetir entre diez y veinte veces, de forma diaria o dos o tres veces por semana, hasta que la sudoración se reduzca a un nivel cómodo. Después se deben realizar sesiones de mantenimiento semanales o mensuales para evitar la reaparición del sudor.
Efectos secundarios y contraindicaciones de la iontoforesis
A muchos pacientes les preocupa recibir descargas durante el tratamiento con iontoforesis, pero lo cierto es que los dispositivos comercializados cumplen estrictas normas de seguridad y este riesgo es prácticamente nulo. En general los efectos secundarios de la iontoforesis son mínimos.
Al someterse al tratamiento se puede sentir un cosquilleo o sensación de ligeras punzadas pero en ningún caso esta sensación es dolorosa (salvo que la tensión sea muy alta). En algunas ocasiones pueden aparecer pequeñas ampollas o zonas enrojecidas que desaparecen al poco tiempo. Si la piel se irrita, se puede utilizar una crema hidratante después de cada sesión.
Pese a sus escasos efectos secundarios, la iontoforesis no se debe utilizar en zonas del cuerpo con tromboflebitis, isquémicas, anestesiadas o con falta de sensibilidad, hematomas recientes o heridas. Asimismo no deben someterse a este tratamiento las embarazadas ni personas con implantes metálicos importantes, marcapasos, epilepsia o afecciones cardíacas.