Si la curación de ciertos males, pudieran ser enfermedades o problemas físicos, radicara en la terapia que camina por la misma vía que la propia sintomatología nociva para el cuerpo, no se estaría equivocado. La homeopatía, medicina que se basa en curar con un ‘medicamento’ similar, establece que en ciertas dosis de una sustancia medicinal cuyos componentes originarios favorecen la proliferación de una enfermedad, también pueden curar.
Sería en el siglo XVIII cuando el médico bávaro Samuel Hahnemann, expusiera los primeros cimientos de la homeopatía en su obra maestra titulada El organon del arte de curar. En ésta sostenía el principio hipocrático de curar aprendiendo del mal que provoca la enfermedad. De hecho, una vez aprobados sus postulados, los que como él secundaron estas teorías, fueron llamados homeópatas, es decir, aquellos que curan con semejantes, en contraposición a los que curan con opuestos, llamados alópatas.
La homeopatía se sostiene en tres reglas, leyes que sientan las bases de su aplicación y, por tanto, la curación a través de medicamentos homeopáticos. La ley de la similitud, de la individualización del enfermo así como la ley de lo infinitesimal. Todas ellas componen un cuadro homeopático que estudia en su conjunto al sujeto antes que a la enfermedad.
Leyes homeopáticas
La primera de ellas, se defiende que el remedio puede erradicar la enfermedad si se desarrolla en un sujeto sano con una sintomatología similar a la de la propia enfermedad. La peculiaridad de ésta se asienta en la vacunación ya que mediante la inyección de una vacuna se podría ocasionar esta misma enfermedad. Aunque la dosis de los agentes patógenos inoculados de ésta son mucho mayores que la propia dosificación de todas y cada una de las medicaciones de raíz u origen homeopático.
En segundo lugar, la ley que se sostiene en individualizar todos y cada uno de los casos a tratar. Tanto la medicina alópata como la enantiopática, se postulan en administrar la dosis mayor sin que afecte al paciente o que si por el contrario lo hace, tenga mayores beneficios que problemas. Esto choca por completo con esta ley homeopática.
El homeópata estudia con detenimiento una serie de factores que van desde constitución, el carácter o temperamento así como las reacciones patológicas específicas del paciente a curar. No se trata de administrar dosis que palien el efecto nocivo en el organismo. El objetivo es ayudarlo a reestablecer su equilibrio natural en detrimento de la paliación casi inmediata mediante el ataque directo a la causa de la enfermedad.
La última de estas leyes es la infinitesimal. Sería el propio Hahnemann el que descubriera que mediante la agitación de la dosis- fase conocida como potenciación-, el remedio se hacía más potente una vez se diluyese. Por tanto, la paradoja homeopática se asienta en que cuanto más disueltas están las dosis, más potentes son.
El medicamento homeopático
Enlazando con la segunda de la leyes expuestas, todos los medicamentos homeopáticos son individuales ya que el padecimiento es individual. Como bien describe uno de los entendidos de la materia en España, el homeópata Emilio Morales Prado, en su publicación La homeopatía en dos palabras (Ed.Arguval, 2004), los medicamentos homeopáticos no están encaminados al estudio generalista.
En una de las comparativas expuestas en esta fantástica aproximación a la homeopatía, Morales reflexiona sobre la diferencia con la medicina alópata. «Cuando un medicamento se administraba alopáticamente se hacía de forma rutinaria, es decir, si daban acónito para la fiebre, lo daban para cualquier paciente que tuviese fiebre. Pero la prescripción homeopática nos obliga a dar acónito para la fiebre sólo en el caso de que el paciente tenga síntomas semejantes a los que produce acónito en el hombre sano»
Esto conecta con la razón de tratar al humano como una unidad integral. Sólo la totalidad de la sintomatología puede ser considerada como el espejo de la enfermedad. La homeopatía combate la enfermedad no quirúrgica de componente reversible aunque en aquellas que sean irreversibles su labor paliativa también puede resultar muy útil.
Por tanto, la homeopatía se adhiere a otra de las tantas medicinas alternativas que componen el universo holístico en contraposición a la medicina extendida actual. Para muchos resulta poco creíble que una enfermedad se combata mediante los propios efectos que origina dicha enfermedad. Sino que le pregunten a un deportista como se cura las agujetas. Él responderá que con más agujetas.