Los científicos secuenciaron el genoma de una cepa viral de la hepatitis B encontrada en el cuerpo momificado de un niño pequeño que murió en el siglo XVI, confirmando que este patógeno, responsable de casi un millón de muertes al año, afecta a la humanidad desde hace siglos.
Los análisis científicos previos de los restos de este niño, enterrado en la Basílica de San Domenico Maggiore de Nápoles, Italia, habían hecho pensar que había sido infectado por el virus de la viruela, por las marcas en el rostro aparentemente dejadas por las pústulas de la enfermedad.
Pero al analizar pequeñas muestras de tejido óseo y de la piel, los investigadores de la Universidad McMaster en Canadá han podido identificar fragmentos de ADN viral.
El análisis genómico reveló entonces que se trataba del virus de la hepatitis B, que afecta el hígado y también puede causar erupciones cutáneas, según el trabajo publicado el jueves en la revista estadounidense PLOS Pathogens.
Este descubrimiento confirma que la hepatitis B afecta a la humanidad desde hace mucho tiempo y ha cambiado poco en el transcurso de los últimos 450 años, explica Hendrik Poinar, genetista de la Universidad McMaster y autor principal del estudio.
«Estos datos muestran la importancia del análisis molecular para identificar la presencia de patógenos del pasado, lo que nos permite determinar mejor desde hace cuánto tiempo han infectado a los humanos y cómo han cambiado con el tiempo», agrega.
«Cuanto más determinamos la manera en que se desarrollaron las pandemias y los brotes infecciosos en el pasado, más entendemos cómo estos virus se propagan hoy, lo que nos ayudará a controlarlos mejor», estima el investigador.
Unos 350 millones de personas en todo el mundo padecen hepatitis B, y de ellas casi un millón muere cada añ