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La esofagitis eosinofílica, una nueva alergia alimentaria

Niños con leche y huevos, algunos de los productos que dan lugar a la alergia.IDEAL.

TOLERANCIA RET
Niños con leche y huevos, algunos de los productos que dan lugar a la alergia.IDEAL.
La esofagitis eosinofílica es una alergia alimentaria de reciente descripción que cada vez afecta a más personas, tanto a niños como a adultos, y que tiene un difícil abordaje, según ha asegurado el responsable del servicio de Aparato Digestivo del Hospital General de Tomelloso (Ciudad Real) y experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), Alfredo J. Lucendo Villarín.

Se trata de una inflamación crónica de la pared del esófago provocada por un tipo específico de leucocitos, llamados eosinófilos, que producen dificultad para tragar, atragantamiento con alimentos, vómitos, reflujo gastresofágico, tos o dolor en el pecho. Además, en los niños pequeños puede provocar trastornos del sueño, rechazo a los alimentos y un «importante» retraso en el crecimiento. A pesar de que su prevalencia no es muy alta –afecta a 23.500 personas en España, 53 niños por cada 100.000 y a 44 adultos por cada 100.000–, los expertos pronostican un aumento de los casos debido a que se trata de una enfermedad conocida hace apenas 20 años. De hecho, y como consecuencia de su «corta vida», no existen tratamientos específicos para tratarla y hay un retraso de hasta 4 años en los adultos y de dos años en los niños en su diagnóstico.

El experto ha explicado que existe una relación «muy clara» entre la prevalencia de la enfermedad y el nivel socioeconómico de los países, siendo Africa una de las regiones en las que no se han dado ningún caso de esofagitis eosinofílica. Esto se debe, según ha recordado, a que en las regiones más desarrolladas hay una excesiva higiene en el ambiente que provoca que durante las primeras etapas de desarrollo el sistema inmune eduque de manera correcta a sus linfocitos para reconocer lo que le es propio, ajeno o peligroso.

Leche, trigo y huevo, los alimentos más comunes que la provocan

Dicho esto, Lucendo Villarín ha informado de que los alimentos que más la suelen producir son la leche, el trigo, el huevo, las legumbres o el arroz aunque, no obstante, no existe ningún patrón común para todos los pacientes. Además, ha proseguido, existe una proporción, aunque menor, de casos en los que se produce una alergia ambiental que provoca la inflamación en el esófago. Por todos estos motivos, el especialista ha insistido en que los tratamientos actuales no son eficaces. En este sentido, ha informado de que en la terapia farmacológica sólo son efectivos los corticoides tópicos, siempre y cuando se tomen de una manera continuada ya que en el momento en el que se dejan de tomar la inflamación vuelve a aparecer. Otras técnicas son los tratamientos endoscópicos que, según ha reconocido, suelen realizarse a pacientes que tienen el esófago estrecho como consecuencia de una fibrosis pero que no son muy efectivos para el resto.

De este modo, el experto de la SEPD ha informado de que los más fiables son aquellos que pasan por hacer que el paciente, «de manera empírica», deje de tomar durante un mes y medio todos los alimentos que producen más alergias y, progresivamente, ir introduciéndoselos, realizando controles con endoscopias, para observar cuáles son los que le producen alergia. «Es un tema bastante complicado porque, además, no hay estudios que comparen qué tratamiento es el mejor. Por tanto, es necesario realizar varios meses de estudio para poder asegurar que estamos ante un caso de esofagitis eosinofílica», ha señalado, tras destacar la necesidad de que, en futuro, se identifiquen «qué elementos de los contenidos en los alimentos son los que desencadenan la alergia y, además, encontrar marcadores no invasivos que ayuden a diagnosticar y seguir el curso de la enfermedad, evitando las endoscopias y biopsias repetidas, de un modo menos agresivo y, sobre todo, más cómodo para el paciente».

Por último, Lucendo Villarín ha señalado que estos pacientes se sienten afectados desde un punto de vista emocional y social, debido a la «ansiedad» que les provoca no poder hacer con normalidad algo tan cotidiano como es comer, y por la inseguridad de no saber qué contienen exactamente los alimentos que pueden consumir en un establecimiento o aquellos precocinados.

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