Para tratar de conocer cómo se aborda este problema en cada comunidad autónoma y tratar de homogeneizar su tratamiento en el futuro, la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA) ha puesto en marcha el proyecto «Atlas». El objetivo de este proyecto es clasificar por comunidades autónomas las similitudes y diferencias de cómo vive y cómo se enfrenta el hombre a esta patología , así como el papel que asumen en este aspecto los médicos de atención primaria.
La media de tratamiento en el año 2011 se situó en torno al 50 por ciento (las personas que acudieron a consulta con este problema), aunque ese porcentaje fluctuó entre el 25 y más del 80 por ciento entre las Comunidades Autónomas. El vicepresidente de ASESA, Rafael Prieto, ha señalado que estos porcentajes varían, entre otras razones por las características socioculturales de algunas zonas del país y, en otros casos, por las diferentes maneras de abordar el problema por parte del colectivo médico.
En relación con la primera de las razones, Prieto ha explicado que dependiendo del nivel cultural de algunas zonas los pacientes acuden al médico pensando que padecen disfunción eréctil sin saber que puede ser indicador de otras enfermedades, en especial cardiovasculares. «Sin embargo, en otros lugares, ni siquiera se acude por este problema, sino por falta de información, educación o, incluso, vergüenza», ha subrayado Prieto. Además el vicepresidente de ASESA ha incidido en que la disfunción es un síntoma centinela de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, «de ahí la importancia de su correcto abordaje».
Relación con problemas cardíacos
Así, Prieto ha puesto de relieve que hay estudios que muestran que muchos individuos con disfunción eréctil sufren un accidente cardiovascular entre dos y tres años después de la aparición de los primeros problemas de erección, de ahí que se le considere un «síntoma centinela» de enfermedades como la diabetes mellitus o la hipercolesterolemia. «Un gran porcentaje de pacientes que debutan con disfunción eréctil y tienen factores de riesgo cardiovascular, conocidos o no, pueden acabar con un evento coronario o un ictus, si no se toma ninguna medida», indica Prieto.
En cuanto al abordaje del problema por parte de los médicos, «algunos de ellos sólo ven la disfunción eréctil como una patología relacionada con la salud sexual». Otros, sin embargo, los abordan como un síntoma centinela. «Las barreras sociológicas dan lugar a que muchos profesionales sean poco proactivos y no investiguen si el paciente tiene o no una disfunción eréctil. Esto es especialmente relevante porque existen investigaciones que dicen que el 75 por ciento de los pacientes quieren que sea el médico el que consulte al paciente sobre sus problemas sexuales», ha explicado Prieto.