Proponerse una dieta es un sacrificio que supone palabras mayores según el fundamento de la misma. Hay personas que buscan – y consiguen- perder peso estableciendo un plan alimenticio concreto, pero lo cierto es que resulta hartamente complicado mantener durante un amplio periodo de tiempo. La solución para ello es, directamente, ir adaptando hábitos alimenticios hasta el punto de normalizar la situación. Una dieta, de primeras, puede resultar una opción atractiva si se persiste en el resultado, pero ¿existe la dieta perfecta?
Según destacan portales especializados en salud, como ‘Sanitas’, para que una dieta goce de éxito, “debe ser parte de tu estilo de vida”. El efecto rebote es una realidad y, por tanto, obsesionarse con una rápida pérdida puede ser contraproducente. Puede suceder, pero igual pueden regresar.
La buena dieta, o mejor dicho, los buenos hábitos que se deben adaptar a nuestra vida son gastar más calorías de las que se ingieren, rechazar alimentos fritos o procesados, evitar azúcares, refrescos y bollería industrial y apostar más por alimentos frescos, especialmente frutas y verduras.
La dieta perfecta
Según recoge otro portal como ‘Mejor con salud’, la dieta perfecta es aquella que contempla todos los grupos de alimentos pero en la que se mide al milímetro la cantidad de calorías, dependiendo del sexo, peso y estilo de vida de cada persona. Debe incluir al menos media hora de ejercicio diario para controlar el peso.
Incluye una abundante cantidad de vegetales, al menos tres diferentes, de forma que se consuman 170 gramos por comida. También incluyen 60 gramos de aceite vegetal y otros 11 gramos de alimentos hechos con granos integrales como pan, arroz o pasta.
La cantidad de frutas debe oscilar entre dos y tres; no debe olvidarse de las nueces o legumbres -de una a tres porciones-, una o dos porciones de lácteos u otras fuentes de calcio y una o dos porciones de ave, pescado o huevo equivalentes a los 110 gramos.
¿Se ven capaces?