Se calcula que entorno a medio millón de personas- principalmente mujeres- lo padecen en España. Pero dos son los nuevos trastornos alimenticios: diabulimia y drunkorexia.
El primero está relacionado con las personas que sufren diabetes. Éstas, utilizan reducciones y restricciones de alimentos debidas a la enfermedad padecida así como la insulina, con el objetivo de perder la mayor cantidad de peso posible.
En su mayoría, son pacientes de tipo 1- se da principalmente antes de los 30 años y se define como el ataque del sistema inmune contra las propias células beta del páncreas, las cuales, son las encargadas de producir la insulina- que reducen la asidua dosis de insulina con el fin de conseguir un desajuste hormonal que les permite perder peso.
Por otra parte, reducen de forma considerable el aporte energético en su cuerpo ya que, al mismo tiempo, disminuyen la ingesta de alimentos.
El otro trastorno, la drunkorexia, consiste en llevar a cabo conductas de carácter desequilibrado asemejadas a la anorexia ya que se deja de comer o se vomita. Pero en este trastorno, ambas pautas de conductas citadas como el vomito o el no aporte de alimentos es sustituido por el consumo de alcohol. Es decir, que se prefiere la ingesta de alcohol para poder dejar de comer y, así, poder vomitar mejor.
Por tanto, es un trastorno en el que por un lado, la obsesión de la delgadez- en ocasiones extrema- y, por otro, la consideración personal de aceptación en un entorno social que evalúa su conducta de ingerir alcohol cuyo fin es la integración.