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La crudeza de las cifras de la OMS sobre el consumo de alcohol, y un futuro poco prometedor

Si días atrás hacíamos referencia a las consecuencias directas del alcohol sobre nuestro organismo, hoy, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refuerza la idea de apartarse el máximo posible de dicha sustancia. Y es que, solo en 2016, más de tres millones de personas perecieron a causa del consumo de alcohol, o lo que es igual, una de cada 20 personas. De ellas, más de las tres cuartas partes fueron hombres. Y es que se achaca al alcohol ser causante de más de la muerte de más del 5 por ciento de la población mundial. 

Así lo expone la OMS en su Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud donde también se recaba la información pertinente que establece las medidas adoptadas por cada país para reducir el porcentaje. El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, sostiene que son “demasiadas” las personas que sufren las consecuencias del consumo nocivo de alcohol.  El especialista se refiere no solo a problemas de salud física o mental, sino también a otros factores como violencia o lesiones.  

“Es hora de intensificar las acciones para prevenir esta grave amenaza para el desarrollo de sociedades saludables”, afirma. De todos los fallecimientos atribuibles al alcohol, el 28 por ciento se debieron a lesiones por accidente, autolesión o violencia interpersonal; el 21 por ciento a trastornos digestivos; el 19 por ciento a enfermedades cardiovasculares y el resto a enfermedades infecciosas, cánceres, trastornos mentales y otras afecciones. 

A nivel mundial, dos son las regiones que quedan claramente señaladas: Europa y América. En el mundo se estima que hay 237 millones de hombres y 46 millones de mujeres que sufren trastornos por el consumo. En Europa se registra un 14.8 por ciento y un 3.5 por ciento de hombres y mujeres, mientras que en las Américas el índice es más bajo en el género masculino en comparación al Viejo Continente, pero superior en el género femenino (5.1 por ciento). 

Un futuro poco prometedor

La realidad de estos datos puede preocupar más de lo que se pueda imaginar, y es que la estimación es que las cifras aumenten en los próximos diez años, entrando en juego regiones como el Asia Sudoriental, el Pacífico Occidental y el resto de las Américas. 

El coordinador de la unidad de Gestión del Abuso de Sustancias de la OMS, el doctor Vladimir Poznyak, insiste en que “todos los países pueden hacer mucho más para reducir los costes sanitarios y sociales del consumo de alcohol”.  

Hoy, esta situación se agrava en las regiones con mayor renta per cápita, a pesar de que casi todos los países -un 95 por ciento según la OMS- tienen impuestos especiales sobre el alcohol. Sin embargo, aunque sean menos de la mitad de ellos, existen factores vinculados como las estrategias de precios o los descuentos por volumen adquirido. 

El doctor Tedros suspira porque todos los estados miembros “pusiesen en práctica soluciones creativas que salvarán vidas, como gravar el alcohol y restringir la publicidad”. “Debemos hacer más para reducir la demanda y alcanzar el objetivo establecido por los gobiernos de reducir en un 10 por ciento el consumo de alcohol a nivel mundial entre 2010 y 2025”, sentencia. 

 

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