El investigador ha afirmado que «el tiempo libre que la crisis genera en los parados es falso» y ha argumentado que este tiempo es «negativo», y resulta «difícil que alguien lo utilice positivamente».
Soriguer, que coordina un estudio de ámbito nacional sobre la prevalencia de la diabetes, ha manifestado que la crisis económica también pospone el «gran esfuerzo que supone enfrentarse a la reconstrucción cultural», que queda en «un segundo plano». «El cuerpo necesita trabajar en sentido mecánico», y es «imposible hacer deporte sin tiempo libre», ha manifestado el endocrinólogo, quien ha apuntado que la crisis ha roto la «conquista» de las 35 horas semanales.
En España, el 18 por ciento de la población es obesa, y tiene un índice de masa corporal (IMC) -se obtiene al dividir el peso por la estatura al cuadrado- superior a 30, lo que sitúa a nuestro país entre los que tienen mayor prevalencia de obesidad, ha indicado.
Ha defendido la necesidad de que se lleve a cabo un proyecto de «reconstrucción» del modelo social y cultural», pues la estrategia para reducir la obesidad «no puede ser únicamente un consejo». El proyecto «no debe ser sanitario, sino político», ha opinado Soriguer, quien ha citado como modelo a seguir a Holanda y los países nórdicos, donde se usa más el transporte público y la bicicleta, hay más gimnasios públicos en los barrios y espacios para jugar.
También ha destacado la importancia de la educación, ya que la variable que más se asocia con el riesgo de ser obeso es el nivel de estudios, de manera que una persona sin estudios tiene un riesgo cuatro veces mayor que un universitario.
La relación con la comida es «un proceso de construcción cultural, no sólo biológico», según el facultativo, quien ha reconocido que es complicado abordar este asunto en España porque en el mediterráneo «se ha vivido alrededor de la mesa». Sobre la obesidad infantil, ha manifestado que los niños obesos «pasarán su vida luchando con su peso».
Además de la mejora de la salud , la reducción en un 50 por ciento del número de obesos y, por consiguiente, de hipertensos y diabéticos, supondría un «gigantesco» ahorro sanitario, ha indicado.