La Comisión Europea estuvo a un paso de sancionar a España por incumplimiento de la normativa europea sobre calidad del aire desde 2010, otorgándosele a nuestro país un ultimátum. Y es que la realidad no es otra que los índices de contaminación son altos. ¿En qué deriva esta situación? Pues en un sinfín de contraindicaciones saludables. Varias investigaciones de hecho demuestran que el aire contaminado es tóxico para el cerebro de los menores de edad, mermando el desarrollo cognitivo.
Tal como recoge la agencia ‘Sinc’, el 90 por ciento de los españoles respiramos más contaminación de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera aceptable. Ello deriva en que la esperanza de vida pudiera hasta acortarse dos años por ello en nuestro país y en el resto de Europa.
La Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) apunta directamente al fallecimiento prematuro de 30.000 personas en España, sin estimarse los efectos sobre el cerebro de niños y fetos. Toda esta situación es por la cual, los organismos europeos exigen medidas a las altas instancias nacionales.
Cabe destacar encontrar la relación directa puede resultar una tarea compleja. En 2010, un grupo de investigadores de Barcelona se lanzó a establecer el vínculo entre la contaminación del tráfico y el aprendizaje infantil. El proyecto BREATHE, liderado por Jordi Sunyer, reconocía que “en particular, las partículas ultrafinas, obstaculizan el desarrollo cerebral”.
Incluso, publicaciones recogidas en 2015 en PLOS Medicine, recogía que el desarrollo cognitivo de los menores que asisten al colegio en zonas de alta contaminación es lento. En un año, expuestos a zonas de poca polución, mejoraron un 11.5 por ciento.