Las dos primeras aumentan su incidencia con la edad y es que se trata del «desgaste» de la articulación y del hueso respectivamente; en cambio la artritis es la inflamación de la articulación por diferentes motivos pudiendo aparecer a cualquier edad, en muchas ocasiones lleva asociado no sólo dolor articular sino también clínica en otros órganos y aparatos del cuerpo.
Artrosis, una herencia incómoda
La Artrosis es un cambio en la morfología de la articulación por el envejecimiento de sus estructuras y se caracteriza por dolor articular,
envaramiento, limitación del movimiento, crepitación y en ocasiones tumefacción, sin efectos sistémicos. Los factores de riesgo son varios. Unos se pueden modificar y otros no. Entre los segundos se encuentra la edad. Existe también una susceptibilidad genética
importante, hasta del 50%, sobre todo la artrosis de las manos que es la que más se hereda de madres a hijas. Otro factor de riesgo no modificable son las diferencias geográficas, ya que se ha visto que la raza negra y los esquimales tienen menos artrosis que la raza blanca. Sin embargo hay otras causas que producen artrosis y que sí está en nuestra mano actuar contra ellas. La más importante la obesidad, especialmente para localizaciones concretas como las rodillas. Otra es la actividad física deportiva, no la actividad física normal, porque el uso repetitivo y persistente de la articulación produce desgaste, así como la actividad laboral, ya que los agricultores tienen más tendencia a desarrollar artrosis en caderas, los albañiles de hombros… La menopausia, por el descenso hormonal, también favorece la artrosis. Sin embargo la dieta sana, rica en vitamina C, D y E, favorece el retraso de la artrosis. Hay pacientes de enfermedades frecuentes, como la diabetes o el hipotiroidismo, que tienen más tendencia a desarrollar artrosis a edades más tempranas. También los pacientes con artritis, tras una fractura o la inmovilización prolongada aceleran la artrosis. Actualmente para la artrosis, no sólo hay tratamiento para el dolor, sino fármacos que son capaces de retrasar el envejecimiento. Incluso son capaces de regenerar la articulación. sobre esto hay varias líneas de investigación abiertas y esperemos ver en un futuro no muy lejano buenos resultados.
Artritis, un dolor muy molesto
Otro tema bien distinto son las Artritis, concepto que engloba un gran grupo de entidades clínicas con evolución y tratamientos diferentes. Se trata de la inflamación de la articulación, se» hincha», se pone caliente, duele, está rígida y nos imposibilita para realizar las actividades de la vida diaria. Según qué tipo de enfermedad sea, afecta más a las manos, a los pies, a la espalda… y la mayoría de ellas asocian patología en otras partes del cuerpo como lesiones en la piel , clínica ocular, caída del cabello y en casos más graves afectación del pulmón, de los riñones… Es por eso que ante la sospecha clínica de su médico de alguna de estas enfermedades, debe remitirse al reumatólogo para, en primer lugar catalogar de qué tipo de artritis se trata y por otra parte comenzar tratamiento pronto, evitando secuelas importantes para el paciente.
Osteoporosis, huesos transparentes
La Osteoporosis es la enfermedad metabólica ósea más frecuente del hueso y es también el envejecimiento, pero en este caso del esqueleto, dando lugar a un hueso más transparente y de peor calidad. Dado que las expectativas de vida son cada vez mayores, la osteoporosis es un problema que va creciendo en progresión geométrica. Afecta al 30-40%de las mujeres postmenopáusicas y casi el 50% de personas mayores de 76 años. Es ocho veces más frecuente en las mujeres que en el hombre. La osteoporosis es la enfermedad silente, no da dolor, hasta que da la cara en forma de fractura. Las fracturas que clásicamente se asocian a la osteoporosis son la fractura de Colles en la muñeca, las fracturas vertebrales y la de cadera. Y éstas ocurren ante traumatismos leves por caídas banales.
Nuevos tratamientos
Si algo ha evolucionado en nuestra especialidad de Reumatología es el tratamiento de este tipo de enfermedades, ya que hasta hace unos años sólo podíamos dar tratamiento para el dolor pero la enfermedad seguía su curso, la articulación se iba destruyendo, el paciente se
deformaba y en muchos casos acababan en silla de ruedas. La «terapia biológica» ha supuesto un gran avance frente este tipo de patologías, pues se está consiguiendo llegar al origen de la enfermedad, a conocer el desorden inmunitario que da lugar a esta clínica y obtener tratamientos que son capaces de frenarla, «de dormirla» por así decirlo, evitando las grandes deformaciones y el sufrimiento que años antes han padecido nuestros pacientes.
Cadera
La fractura vertebral es la más frecuente de la osteoporosis, pero suele pasar desapercibida y se diagnostican ante dolor de espalda intenso. La fractura de cadera es la más grave dentro de las fracturas osteoporóticas porque es la que se asocia con más morbimortalidad. Suponen una mortalidad de un 10-20% y de los que sobreviven, más de la mitad requieren algún tipo de ayuda tras la fractura por incapacitación. La osteoporosis es otra enfermedad que también se hereda pero también intervienen factores hormonales, ya que la menopausia es una situación en la que más perdemos masa ósea. Un aporte suficiente de calcio es necesario para el crecimiento y consolidación del esqueleto y en los ancianos es frecuente que se absorba menos cantidad de éste por el intestino. Tienen más riesgo de sufrir osteoporosis y por lo tanto riesgo de fractura los pacientes mayores de 65 años, si tienen ya antecedente de fractura vertebral, si sufren una fractura con mínimo traumatismo un individuo con menos de 40 años, si tienes el antecedente de que tu madre o padre tuvo fractura de cadera, si comienzas con la menopausia con menos de 45 años, algunas enfermedades y si toma diferentes medicamentos cómo corticoides, tratamiento para la epilepsia, la heparina…