Las pesadillas están definidas como Parasomnias, según la CIE 10 (Clasificación Internacional de enfermedades según la Organización Mundial de la Salud), junto con el sonambulismo y los terrores nocturnos. No son otra cosa que sueños aterradores, cargados de ansiedad, que se recuerdan de una manera muy real durante el día, cargados de gran contenido emocional y muy vívidos (dudamos si estamos dormidos o despiertos).
También se produce un leve estado singular de activación vegetativa, similar a cuando pasamos una situación de miedo (cuando estamos despiertos): se acelera el ritmo cardíaco, la sudoración se eleva, disnea etc. Se diferencian de los terrores nocturnos tanto biológica como psicológicamente en varios aspectos, pero lo fundamental es que los terrores se producen en la fase NO REM (no son sueños) y el durmiente no recuerda nada del episodio al despertar.
¿Por qué se producen las pesadillas?
Ya en el artículo “Qué son los sueños y porqué soñamos”, se relacionaban las teorías de porque se producen los sueños, y las pesadillas, como actividad onírica que son, se producen por el mismo mecanismo. Pero, ¿de dónde proviene la temática amenazadora? Puede estar motivada por estrés o ansiedad que esté experimentando la persona en ese momento de su vida, por problemas digestivos (cenas copiosas), fiebre o enfermedades, dolores que se sienten mientras dormimos (desde Grupo Lo Monaco siempre se recuerda la importancia de un buen equipo de descanso, ambientes ruidosos o con temperaturas extremas poco favorables para el descanso etc. Además a ciertas edades somos más susceptibles de sufrir pesadillas, por ejemplo los niños, por ser más vulnerables, padecen más este fenómeno.
De todos modos las pesadillas ocasionales no suponen un problema en sí mismas, lo preocupante son las pesadillas recurrentes que interfieren el sueño cotidiano y merman el descanso con el consiguiente deterioro del desempeño diario.
Tratamiento para las pesadillas
Existen varias maneras de abordar el tema de las pesadillas recurrentes, desde varios enfoques de la psicología clínica. Podría usarse la hipnosis o técnicas de modificación de conducta con la sobreexposición. Pero existe una técnica sobre la que más se ha trabajado y que ha resultado más eficaz, la técnica de modificación de contenido del sueño. Esta técnica en una primera fase con el paciente, analiza la importancia del buen sueño y le informa en qué consisten las pesadillas. Posteriormente en una segunda fase se procede al entrenamiento en pensamiento positivo y se trabaja en finales alternativos para esos malos sueños que se repiten.
En cualquier caso mantener buenas condiciones ambientales de la estancia donde se duerme, vigilar la alimentación, un buen equipo de descanso y en definitiva cuidar todos los aspectos que conforman la higiene del sueño, son una apuesta segura para un descanso de calidad.