La manera en la que nuestro cerebro controla el circuito sueño-vigilia y el estado consciente, es considerada un enigma para la neurociencia. La comprensión de este sistema, sería crucial para desarrollar terapias que ayuden a dormir mejor a las personas que tienen problemas de sueño.
Un estudio reciente, en el que participaron investigadores de diferentes universidades (Berna, Berlín y Montreal, y dirigido por los doctores Gutiérrez Herrera y Adamantidis) ha hecho un importante descubrimiento en este campo, encontrando un nuevo circuito neuronal, cuya activación en ratones causa insomnio y su inhibición induce al sueño profundo.
El sueño de los mamíferos, se divide en dos grandes fases: Fase No REM y fase REM (fase en la que se producen los sueños), los científicos han identificado las estructuras cerebrales implicadas, pero los procesos que subyacen se resisten ¿Cómo se inicia, mantiene y finalizan las fases del sueño? Esta pregunta aún se encuentra sin respuesta.
En el estudio de Gutiérrez Herrera y Adamantidis, se ha descubierto un nuevo circuito neuronal que conecta el tálamo y el hipotálamo, las dos estructuras cerebrales que se sabe que están implicadas en el sueño.
A través de la activación optogenética (una novedosa técnica que consiste básicamente en hacer las neuronas sensibles a la luz, permitiendo su estimulación con haces de luz) de este circuito, la fase NREM finaliza y por el contrario, si se inhibe la actividad del circuito, se induce a esta etapa del sueño. Podría pensarse que la hiperactividad de esta zona es la responsable del insomnio y una baja actividad hipersomnia, lo que podría permitir desarrollar nuevas terapias para problemas de sueño. Además el circuito también está implicado en el despertar de la anestesia y otras formas de recuperar la consciencia.
Los trastornos crónicos de sueño, como el insomnio, afectan a una gran parte de la población en general. Las consecuencias de estos trastornos en la calidad de vida, van mucho más allá de las provocadas por el insomnio puntual. En palabras de Adamantinis: “Deterioro cognitivo, desajustes hormonales, susceptibilidad de sufrir problemas cardíacos o metabólicos, están entre los posibles impactos que el insomnio crónico, puede provocar en quienes lo padecen”. Se abre así una puerta para que investigadores de diferentes disciplinas, puedan empezar a desarrollar nuevos tratamientos para los trastornos del sueño y dar los primeros pasos y trabajar en como devolver a la consciencia a pacientes que se encuentran en coma.