Este método permitirá un nivel mucho más personalizado de atención que los exámenes de sangre tradicionales, según sus creadores, quienes resaltan que los proveedores de salud estará en mejores condiciones para controlar a los pacientes, especialmente aquellos con enfermedades crónicas o los que reciben quimioterapia. El prototipo, aún en fase experimental, se ha demostrado que puede detectar con fiabilidad otras sustancias comúnmente trazadas, según los resultados de su investigación, que se publican este miércoles en ‘DATE 13 Proceedings’ y se presentan en la conferencia sobre electrónica más grande de Europa, DATE 13.
El implante ocupa sólo unos pocos milímetros cúbicos de volumen pero incluye cinco sensores, un transmisor de radio y un poderoso sistema de envío de datos. Fuera del cuerpo, un parche de batería está provisto de una décima de vatio de potencia a través de la piel del paciente, por lo que no hay necesidad de operar cada vez que la batería necesita cambiarse. La información se enruta mediante una serie de etapas, desde el cuerpo del paciente a la pantalla del ordenador del médico. El implante emite ondas de radio sobre una frecuencia segura y el parche recoge los datos y los transmite a través de bluetooth a un teléfono móvil, que a su vez los envía al médico por la red móvil.
Para capturar la sustancia objetivo en el cuerpo, como lactato, glucosa o ATP, la superficie de cada sensor está cubierta con una enzima. «Potencialmente, podríamos detectar casi cualquier cosa, pero las enzimas tienen una vida útil limitada y hay que diseñarlas para durar el mayor tiempo posible», explica Giovanni Carrara de Micheli y Sandro, director del proyecto.
Las enzimas que se están probando son válidas para alrededor de un mes y medio. «Además, el implante es muy fácil de quitar y reemplazar, ya que es muy pequeño«, subraya De Micheli, quien agrega que no fue fácil conseguir un sistema como este para trabajar en apenas una décima de vatio, además de las dificultades que entraña diseñar la bobina minúscula eléctrica que recibe la energía desde el parche.
El implante podría ser particularmente útil en aplicaciones de quimioterapia, ya que en la actualidad, los oncólogos usan pruebas de sangre ocasionalmente para evaluar la tolerancia de sus pacientes a una dosis de tratamiento enparticular. «Va a permitir la supervisión directa y continua basada en la tolerancia individual del paciente y no en la edad y peso gráficos o análisis de sangre semanales», adelanta De Micheli. Además, en los pacientes con enfermedades crónicas, los implantes pueden enviar alertas, incluso antes de aparecer los síntomas, y anticipar la necesidad de medicación. «En un sentido general, nuestro sistema tiene un enorme potencial en los casos en que la evolución de una patología necesita ser analizada o en una prueba de tolerancia a un tratamiento», concluye el principal investigador.