Ilusiones, buenos sentimientos, familia y regalos, estas cuatro palabras pueden ser un resumen de la época navideña para muchos. Sin embargo, otra gran parte de la población se siente desbordada, exhausta e incapaz de afrontar las jornadas maratonianas que nos impone la Navidad, ¿a qué se debe?
Casi sin querer, se va entrando en un círculo vicioso de excesos donde el sueño se ve alterado considerablemente, y ya sabemos, un descanso adecuado es tanto un anhelo como un requisito indispensable para rendir plenamente; el organismo al completo debe recuperarse diariamente y esto se consigue durmiendo bien, por eso hay que esforzarse para que los sueños de la Navidad sean algo más que los buenos deseos.
El estrés propio de las fechas navideñas, altera el patrón sueño
Hay personas que soportan solas la sobrecarga de tareas, todo el peso de los preparativos: pensar y preparar menús navideños para toda la familia, regalos, el abordaje de los gastos extras, etc. Unida, la vorágine de la Navidad, necesaria e inevitable, sí, pero también agotadora.
El estrés es un enemigo declarado del sueño, viéndose alterado tanto en calidad como en cantidad cuando estamos sometidos a eventos intensos que nos crean ansiedad durante el día.
La clave está en compartir
La Navidad es tiempo de generosidad para todos en el más amplio sentido. Un reparto equitativo de tareas sería lo más justo, lo ideal es que no sean los mismos siempre los que soportan los excesos; toda la familia debe disfrutar de la Navidad y descansar igual que el resto del año.
Además, conviene alternar actividades y no sacrificar nuestro ocio para sustituirlo por tareas relacionadas con los preparativos típicos de esta época del año. Recuerda, tener tiempo para uno mismo siempre ayuda a desconectar y relajarse.
Los excesos perjudican el descanso nocturno
Se mire por donde se mire, la Navidad es tiempo de insomnio; aparte de la sobrecarga psicológica de la que hablábamos anteriormente, hay otro tipo de excesos que afectan negativamente al descanso, nos referimos a las comidas copiosas y las bebidas alcohólicas.
Ingerir más alcohol de la cuenta, hace que nuestro sueño sea superficial, las fases no se suceden de modo natural provocando un descanso fragmentado y de baja calidad. En cuanto a las comilonas (sobre todo nocturnas) y las consiguientes digestiones pesadas, poco que explicar ¿verdad? o… ¿Quién no ha pasado toda la noche dando vueltas tras pasarse cenando?
Por otro lado, hay una tendencia en esta época del año: alargar la hora de ir a la cama y levantarse más tarde de la cuenta, ¡ojo con alterar las rutinas de sueño, puede salir caro!
Plan B para las navidades
Lo ideal es que mantuviésemos unos hábitos lo más parecidos a los que llevamos cotidianamente, aunque es de entender que nos vemos arrastrados irremediablemente por el devenir de los acontecimientos. Recordemos que no solo en Navidad, si no todo el año es fundamental para un descanso de calidad cuidar la alimentación, hacer deporte, invertir nuestro tiempo en ocio sano, mantener unos horarios regulares y desconectar en todos los sentidos a la hora de ir a la cama. ¿Y si duermes mal todo el año por culpa de tu colchón? No olvides pedir uno en tu carta a los Reyes.