El robot «enfermero» con destrezas humanas, suficientemente autónomo e independiente, es un reto tecnológico todavía lejos de ser real, aunque sí existen prototipos sofisticados que ejecutan labores sencillas como subir y bajar un brazo, atender ciertas órdenes o alimentar a una persona.
Así lo asegrua Miguel Ángel Salichs, catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad Carlos III de Madrid. Según Salichs, la robótica podría convertirse en un complemento indiscutible de apoyo al cuidador de enfermos, como los de Alzheimer, y otros tantos con movilidad reducida y los ancianos. Sin embargo, a su juicio, pasarán todavía varios años hasta que los prototipos existentes se popularicen para un uso habitual en los hogares, dado que tienen que ser mejorados, y su coste es todavía muy alto.
«Todavía tardarán mucho en llegar los robots de las películas», ha asegurado, aunque, para un futuro próximo, sí parece previsible que algunos de los modelos más avanzados sean adquiridos por centros u organismos dedicados al cuidado de estos enfermos. En su opinión, todavía persisten carencias que resolver en los robots; por ejemplo, la capacidad de manipular objetos con destreza, o controlar con soltura sus movimientos y miembros, con un menor coste energético y de forma más natural.
Otro reto sería que los robots tuvieran facultades para comprender el entorno natural y para interpretar el contenido de los mensajes más allá del significado puro de las palabras, algo ahora casi imposible de conseguir. Según Salichs, existen muchos tipos de robots, aunque ha insistido en que se tienen que perfeccionar. Así, por ejemplo, ha hablado de robótica desarrollada para suplir carencias físicas como los problemas de visión.
En concreto, en la Universidad Carlos III se ha diseñado un robot que lee prospectos farmacéuticos, recetas médicas, el nombre de los medicamentos, etc. El sector tecnológico dispone además de prototipos que actúan como mascotas o animales de compañía del enfermo. No obstante, en general, los resultados han sido poco exitosos, dado que la presencia de un aparato, aunque tenga aspecto de peluche, no logra sustituir emocionalmente a las personas.
Otro prototipo tecnológico diseñado son los trajes robotizados, superpuestos al cuerpo, que permiten al enfermo realizar tareas, antes impensables, como subir y bajar cargas, sentarse, andar, etc. El aseo es otro sector en donde la robótica busca su espacio y los resultados son todavía poco alentadores, según el experto. Así, por ejemplo, actualmente no existen robots que realicen tareas tan sencillas para el hombre como cambiar un pañal o limpiar ciertas partes del cuerpo.