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El ictus no avisa

Infarto o accidente cerebral, apoplejía, trombosis. Son sinónimos del brusco trastorno del riego sanguíneo por medio de las arterias del cerebro comúnmente conocido como Ictus. En sí, se ha convertido en uno de los mayores problemas a los que se afronta la sociedad actual. De hecho, ha sido calificado por el Ministerio de Sanidad y Consumo como «un problema de salud pública de primer orden». Existen diferentes pautas de conducta que reducen el riesgo de aparición como el control de la glucosa y el colesterol. Ausencia de tabaco u alcohol, evitar el sobrepeso o paliar los efectos nocivos del tan de moda estrés, son algunas de las principales medidas.

Una de las decisiones efetivas que se han tomado, concretamente desde la cartera liderada por el ministro Bernat soria, ha sido la de dar luz verde a la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud (SNS). Con ésta se quiere, ya no sólo cumplir los objetivos marcados por la Unión Europea (UE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2015, sino para luchar contra esta lacra.

Según los últimos estudios publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la aparición de esta apoplejía cerebral se convirtió en la segunda causa de muerte en España. En el año 2006, más de 30.000 personas fallecieron directamente a causa de ésta, lo que a su vez, se asentó como la primera causa de fallecimiento del sexo feménino llegando casi a los 20.000 casos. En la actualidad, se estima que en España cada seis minutos de produce un ictus en nuestro país. La población mayor de 65 años es el target al que más afecta. ¿Pero cuáles son sus principales causas?.

Una de las principales causas es la pérdida del habla. Al sufrir una isquemia se producen una serie de alteraciones que afectan directamente a los movimientos y a la sensibilidad (sentidos). Todo ello viene provocado por una falta de riego debido a diversos factores que van desde la obstrucción de las arterias del cuello debido a un coágulo de sangre así como la rotura de alguna arteria cerebral. Del mismo modo, en el momento en el que en el que no se produce un suministro continuado de glucosa y oxígeno, se produce la temida isquemia.

Las consecuencias de una apoplejía de este tipo pueden desencadenar en diversos efectos que pueden ir desde la simple levedad a la máxima gravedad. Para algunos de los afectados las secuelas son demasiado elevadas y nunca se vuelven a recuperar.

Factores

Las anteriormente citadas  causas producen una serie de factores. Debilidad en distintas partes del cuerpo como la cara, brazos o pierna. Generalmente se suelen dar una parte del cuerpo, dependiendo del hemisferio. dañado. Además, se pueden producir ciertos problemas repentinos en los ojos, confusión, pérdidas repentinas de memoria así como de equilibrio o fuertes dolores de cabeza, entre otros.

Una rápida ayuda puede paliar los efectos nocivos del ictus. Y es que la rapidez en este tipo de casos puede permitir el restablecimiento del riego sanguíneo en las zonas que han sido dañadas. Según los últimos estudios, entre las 6 y las 12 primeras horas aún se está a tiempo de llevar a cabo los diversos tratamientos al respecto, disminuyendo considerablemente las secuelas y la posible muerte.

La prevención de los infartos cerebrales es una necesidad social. La sociedad Valenciana de Neurología ya elaboraró el pasado mes de junio según informó Europa Press, un protocoló con el objetivo de instar a la Consejería pertinente una rede asistencial que permita atender a las personas que han padecido un ictus de forma adecuada.

Y es que en cuestión de segundos se pueden paliar los efectos negativos que tienen la posibilidad de prevalecer para siempre. Una rápida detención de los síntomas puede disminuir el número de afectados por este trastorno cerebral.

 

 

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