Hoy se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia, una enfermedad que afecta al tres por ciento de la población.
El doctor Antonio Ponce, médico adjunto de la unidad de Gestión Clínica de Reumatología del Hospital Regional Universitario Carlos Haya y coordinador de la unidad de Dolor y Reumatismos Degenerativos afirma que habría habría que mejorar dos aspectos fundamentales: “desde el médico, que debe tener una mayor predisposición a la hora de reconocer la enfermedad e investigar más sobre la misma; y desde el paciente, ya que es necesario un mayor reconocimiento social de una enfermedad “invisible” y asumir el drama personal, familiar y socio laboral, así como el resto de limitaciones que provoca la fibromialgia”.
Con motivo del Día Mundial de la Fibromialgia que se celebra hoy, 12 de mayo, el experto señala que, según el estudio EPISER (que estudia la prevalencia e impacto de las enfermedades reumáticas en la población adulta), realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER) en 2001, la prevalencia de esta enfermedad es “de entre un 2,3 y un 3,2%”. “Si consideramos -añade- como término medio el 3% en una población de 47 millones de personas, los afectados en nuestro país estarán en torno a 1.300.000 personas”.
Las principales consecuencias de esta patología son las limitaciones laborales y de actividades de la vida diaria, mermando la autoestima y provocando síntomas ansioso-depresivos secundarios. Según el doctor Ponce, el sufrimiento de estas personas, “viene dado además por la invisibilidad de la enfermedad (los síntomas con la que se presentan son subjetivos y referidos por el paciente y de difícil constatación), y la estigmatización que tiene la enfermedad en la sociedad (muchas personas creen que la enfermedad está en la cabeza de la persona que la padece)”.
Pero la situación ha mejorado en los últimos años. Como destaca este especialista, “disponemos de evidencias de la mejora del dolor y calidad de vida con los tratamientos no farmacológicos como el ejercicio adaptado al paciente, y sus beneficios en la FM. También disponemos de nuevas alternativas terapéuticas en el tratamiento del dolor como analgésicos o antidepresivos que intentan modular la vía ascendente del dolor y potenciar las vías descendentes, aunque no disponemos en Europa de tratamientos específicos para el tratamiento de la FM”.