La siesta es una costumbre compartida por países tan dispares como son Japón, España o Sudáfrica, y aunque se suele practicar en horarios algo diferentes, el momento es la segunda mitad del día y en la mayoría de las ocasiones coincide que sucede tras ingerir alimento (almuerzo). Así que, más que un hábito, dormir la siesta responde a una necesidad biológica, un receso que los organismos necesitan hacer a una determinada hora del día, cuando ocurre una bajada de energía acompañada de una sensación de somnolencia.
¿Estamos diciendo entonces que como estamos programados biológicamente para la siesta, es necesario dormirla? ¿Cuánto tiempo y dónde? ¿Existe la siesta perfecta?
El secreto de una buena siesta
Evidentemente, la siesta perfecta no existe, pero si queremos sacarle el mayor partido posible, esta debe cumplir una serie de requisitos:
No todos necesitan dormir la siesta: Si te levantas de mal humor tras dormirla, si afecta a tu sueño nocturno, si te levantas aturdido… sinceramente la siesta no está hecha para ti.
Cuidar el entorno de descanso: lo ideal es dormirla en la cama, con la iluminación adecuada y la temperatura perfecta. Es muy importante que no te levantes contracturado por haber dormido la siesta en cualquier parte, lo ideal es descansar y no levantarnos peor que nos acostamos.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno: una pequeña siesta parece ayudar a aliviar el estrés y fortalece el sistema inmunológico, según revela un nuevo estudio publicado en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, de la Sociedad Americana de Endocrinología. Además una siesta de más de 30 minutos, podría descontrolar nuestro sueño nocturno.
Algunos tips que te ayudan a dormir si nos pasamos con la siesta
¿A quién no se le ha ido la mano con la siesta, y lo que iba a ser media hora de sueñecito placentero, se ha convertido en dos largas horas? Nos levantamos entonces trastornados y confundidos, de mal humor… y lo peor… ¿quién se duerme esta noche?
Te dejamos algunos consejos para que, si la siesta se ha apoderado de ti hoy, no pases la noche en vela:
–Nada de cafeína desde que te despiertas de la siesta, hasta que vayas a la cama: por muy aturdido que te hayas levantado de esa larga siesta, no tomes para espabilarte cafeína, o lo lamentarás a la hora de ir a dormir.
–Ojo con lo que cenas y nada de deporte, al menos dos horas antes de ir a la cama.
–Utiliza el método 4-7-8 para dormirse rápido: debes inhalar aire (4 segundos), siempre por la nariz, para posteriormente aguantar la respiración 7 segundos y terminar exhalando el aire por un lapso de 8 segundos (siempre por la boca). Bastaría repetir este ejercicio varias veces para sentirnos relajados, centrar la mente en la sensación de sueño y lograrás dormirte rápido ¡comprobado!
–Toma una ducha templada antes de ir a la cama: después de una ducha, a todos nos invade una sensación de bienestar, salimos sintiéndonos muy limpios, y no hay nada más placentero que ponernos alguna ropa cómoda, y tumbarnos en un colchón que nos invite a abandonarnos “en brazos de Morfeo”.