Llevado en volandas por el rudo invierno austral, el virus de la gripe A se ha extendido por Argentina a una velocidad vertiginosa. Ya han muerto 56 personas y las autoridades se temen que la cifra de contagiados ascienda a 100.000. A este lado del Atlántico, en cambio, la situación es menos preocupante. Es cierto que en España ya se ha producido el primer fallecimiento vinculado directamente a la actividad del virus H1N1, un misterioso viajero que ha causado la primera pandemia del siglo XXI. La víctima mortal fue una joven embarazada, un tipo de pacientes en los que, al parecer, la enfermedad se manifiesta con especial dureza: en Argentina, han muerto -al menos- seis mujeres encintas.
Al margen del dato funesto de la primera defunción -también hay varios infectados en estado crítico-, lo cierto es que el avance del H1N1 parece haberse moderado en España, una circunstancia que no es ajena a la llegada de las altas temperaturas típicas del estío.
En Andalucía, el número de casos confirmados era de 51 hasta el pasado viernes -día 3 de julio-, nueve de los cuales se han detectado en Granada, según la información facilitada a IDEALpor Isabel Marín, responsable de Salud Pública de la delegación provincial de la Junta de Andalucía. La experta precisó que ninguno de ellos ha revestido gravedad. Todos han superado ya la gripe y se encuentran perfectamente. «A los últimos, ni siquiera se les administró el fármaco antiviral. Se recuperaron sólo con reposo, líquidos y algo para la fiebre. Ésa va a ser la tónica a partir de ahora. El medicamento sólo se va a proporcionar a quien presente una sintomatología mas grave, que es algo que, afortunadamente, todavía no nos ha pasado. Y esperemos que no nos ocurra», deseó especialista.
Esta táctica de emplear los antivirales sólo cuando las cosas se pongan feas tiene su explicación: la utilización sistemática de esos remedios puede resultar contraproducente a la postre: el H1N1 podría adaptarse y generar resistencias.
Hoyo de Manzanares
La primera vez que los análisis constataron la presencia del H1N1 en el organismo de un granadino, fue el pasado día 4 de mayo. Por aquel entonces, acababan de regresar de México varias excursiones de estudiantes universitarios. De hecho, dos positivos más fueron ‘importados’ del país centroamericano. Otros tres llegaron de Estados Unidos -el segundo país más afectado cuando la epidemia comenzó a expandirse para acabar colocándose los galones de pandemia: difusión global del virus- y los tres restantes fueron consecuencia del brote registrado en el campamento militar madrileño de Hoyo de Manzanares.
Y eso es todo. Desde hace algo más de un par de semanas -y hasta el pasado viernes- no ha habido nuevos positivos en Granada, según Marín, que afirma que las extremas temperaturas del verano andaluz están contribuyendo a la ralentización de la propagación del H1N1. «Eso no quiere decir que en verano no haya casos de gripe, y me refiero a la común, porque los hay. Pero también es cierto que no es la mejor época para los virus», admitió la experta.
Sin embargo, persiste la duda de lo que ocurrirá en otoño: ¿habrá entonces un rebrote del virus? Los científicos de todo el mundo intentan responder a esta pregunta a la que, de momento, no puede dársele una respuesta concreta. Lo normal, en virtud de lo que demuestra la historia de epidemias similares, sería que el H1N1 volviera con fuerza en invierno. Lo lógico sería pensar también que en ese momento coincidieran en el aire dos virus gripales, el estacional y el nuevo. Un lío. Sin embargo, puede que entonces ya esté lista la vacuna.