El 73 por ciento de los niños españoles es fumador pasivo y el 20 por ciento padece sobrepeso, mientras que el adolescente que no fume antes de los 18 años es prácticamente imposible que encienda un cigarro el resto de su vida, según los expertos.
«El comportamiento del entorno puede llegar a ser tan o más decisivo que la genética, por lo que es tan importante la implicación, educación y hábitos alimenticios de los padres que influirán en el estado de salud de los niños y en el desarrollo de su vida adulta», Más del 50 por ciento de los niños españoles conviven con el tabaco en sus hogares y un 73 por ciento está expuesto al humo ambiental del tabaco.
Para los pediatras, se trata de una cifra «realmente alarmante si se tiene en cuenta que los niños son altamente vulnerables a los efectos del tabaco ya que respiran más veces por minutos que un adulto, tienen menor masa corporal y están, por su altura, más expuestos a los contaminantes de la atmosfera que tienden a descender».
Mayores riesgos
Por todo ello, los profesionales indican que los niños «tienen una mayor posibilidad de padecer o agravar patologías como asma, altos niveles de infecciones respiratorias como bronquitis y neumonía y además son más proclives a padecer riesgo de muerte súbita, al tiempo que presentarán mayores probabilidades de desarrollar patologías en la edad adulta y de convertirse en fumadores activos».
Igualmente, aseguran que es muy importante que los padres tomen un papel activo en la prevención de hábitos como el fumar, predicando con el ejemplo y educando a los hijos en la toma de sus propias decisiones, lejos de conductas que puedan estar en su entorno. En la misma línea, han alertado sobre el consumo de alcohol, y sobre la combinación del consumo de alcohol y tabaco, dos adicciones difíciles de superar y que requieren de mayor esfuerzo cuanto más tiempo conviven con las personas.