Un 36 por ciento de los familiares adultos de primer grado de los pacientes celíacos pueden padecer la enfermedad aunque no estén diagnosticados, debido a que «por comodidad» siguen también una dieta con bajo contenido en gluten, según un estudio realizado en el hospital de León.
Esta circunstancia hace que los primeros análisis que se realizan para detectar la presencia de anticuerpos característicos de esta patología en sangre (serología) den un resultado negativo. Así se desprende del estudio realizado durante tres años sobre familiares adultos de celíacos por un grupo de investigadores del Complejo Asistencial León, coordinados por el doctor Santiago Vivas. El objetivo era conocer cómo se manifiesta la enfermedad en este grupo de riesgo para poder diagnosticarla más rápido.
La enfermedad celíaca, que afecta actualmente a un 1 por ciento de la población, es una intolerancia permanente a una proteína presente en el gluten que contienen el trigo, la cebada, el centeno y, probablemente, la avena. Se caracteriza por una inflamación crónica del intestino delgado y el único tratamiento efectivo hasta el momento es una dieta sin gluten. La prevalencia puede ser mucho mayor puesto que hasta en el 75 por ciento de los casos permanece sin detectar.
La enfermedad celíaca aparece en personas que tienen predisposición genética a padecerla y, frecuentemente, entre miembros de una misma familia. El estudio revela que una serología negativa no excluye de padecer la enfermedad, por lo que la biopsia intestinal «sigue siendo el patrón oro» para verificar la presencia de una lesión de la mucosa compatible con la patología.
Uno de los motivos del bajo diagnóstico, según muestra la investigación, es que muchos familiares de celíacos siguen una dieta baja en gluten por comodidad a la hora de elaborar las comidas. Por ello, se constató que un primer análisis serológico a familiares de primer grado no fue suficiente como método de cribado. Sin embargo, una biopsia detectó alteraciones de la mucosa intestinal en un 36 por ciento de los casos (un 5 por ciento de ellos presentaban atrofia de la misma).
Otra fase del estudio analizó cómo reaccionaban los familiares, con genética tanto positiva como negativa, a una dieta sin gluten y a otra con un exceso de esta proteína. Todos los pacientes mostraron una mejoría clínica respecto a la situación previa, incluido el 36 por ciento con alteraciones, cuando el gluten en la dieta era nulo y una exacerbación de síntomas al aumentar la ingesta. Esto indica que los familiares pueden mostrar una sensibilidad al gluten aunque no cumplan los criterios de enfermedad celíaca propiamente dicha.