De hecho, los últimos datos evidencian que entre el 25 por ciento y el 30 por ciento de los adolescentes no terminan o fracasan en sus estudios, dato que contrasta con las cifras registradas en los países del norte de Europa donde el fracaso ronda el 7 por ciento. Por tanto, la diferencia entre el fracaso escolar español y el del resto de países europeos no se debe, solamente, a problemas de tipo económico, social o a la formación del profesorado, sino que, a juicio de los especialistas, se debe a que algunos países europeos detectan, diagnostican y tratan mejor los problemas psicopatológicos y de aprendizaje de los niños.
«Una gran parte del fracaso escolar es debido a que durante muchos años se ha focalizado en el entorno social y familiar del niño o en los planes de estudio y se ha rechazado la posibilidad de buscar un problema psicopatológico o del aprendizaje que explicara mejor el bajo rendimiento escolar», ha señalado el presidente del congreso y jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d’ Hebron de Barcelona, Miguel Casas. En concreto, a juicio de los expertos, en España hay una «notable» falta de diagnóstico en la infancia de los trastornos del aprendizaje y de trastornos más psiquiátricos como, por ejemplo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), las conductas desafiantes o el aislamiento que, según han aseverado, deben ser abordadas cuando el niño inicia su etapa escolar.
Y es que, este tipo de trastornos y dificultades van a provocar que primero el niño, y luego el adolescente, no tenga la capacidad suficiente para retener la información de los estudios. «La detección hay que empezarla a los 5 o 6 años. En esa edad es donde se deben detectar los problemas de aprendizaje que pueden culminar con el fracaso escolar en la ESO. A los 15 o 16 años, todo es mucho más difícil», ha apostillado Casas.
Adicciones
Por otra parte, los especialistas han señalado que el concepto de mayor vulnerabilidad para el consumo de drogas está íntimamente relacionado con la psicopatología y los trastornos y dificultades del aprendizaje no diagnosticados. La situación clínica favorece que niños y adolescentes que padecen problemas psicopatológicos sin diagnosticar, opten por la «automedicación» consumiendo cannabis, alcohol y otro tipo de sustancias adictivas como una forma de autocompensación que les permita sentirse mejor.
«La combinación de una vulnerabilidad individual para las patologías mentales acompañada de abuso de tóxicos como automedicación, lleva irremediablemente a la patología dual en la edad adulta. Cuando no se diagnostican ni se tratan los problemas del neurodesarrollo en la edad infantil aparece, en un primer momento, el consumo de tabaco, cannabis y alcohol y más adelante, la predisposición al consumo de drogas ilegales como la cocaína y la heroína», ha puntualizado el doctor Casas.
En este punto, el experto ha avisado de las elevadas cifras de cannabis y alcohol consumidas por los adolescentes españoles y ha recordado que estas dos sustancias son factores de riesgo para el fracaso escolar.
De hecho, según los últimos estudios, los adolescentes españoles se sitúan en el tercer lugar del mundo desarrollado en cuanto al consumo de cannabis, por detrás de Canadá y Suiza y uno de cada cuatro jóvenes menores de 15 años ha consumido esta sustancia en el último año. A este consumo se le suma el del alcohol, una adicción que ha aumentado espectacularmente en los jóvenes menores de 18 años, ya que cerca del 40 por ciento de los adolescentes aseguran haberse emborrachado alguna vez en el último mes.