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Esquizofrenia, ¿ruptura con la realidad?

La esquizofrenia es, sin duda, el trastorno psicológico más grave y complejo que puede afectar a una persona. Los investigadores del comportamiento humano todavía se enfrentan a numerosos interrogantes sobre cómo y por qué se desarrolla.

Las teorías explicativas no son concluyentes, lo que equivale a decir que en el momento actual no existe una única teoría que explique por qué entre un 1-2% de la población desarrolla este trastorno. Si las dudas entre los investigadores de la psicopatología son todavía numerosas, entre la población, el conocimiento de este trastorno está plagado de mitos e ideas equivocadas.

 Sin embargo, conocer la esquizofrenia y saber identificar sus síntomas puede ayudar a las personas afectadas y a sus familiares. A los demás la esquizofrenia nos enseña mucho de nosotros mismos y de cómo funciona nuestra mente.

Los primeros investigadores ya comenzaron a dividirse entre quienes hablaban de la esquizofrenia y los que (dada la gran diferencia entre los síntomas que encontraban entre los diferentes pacientes) preferían referirse a las esquizofrenias. Hoy muchos clínicos prefieren hablar de trastornos del espectro esquizofrénico.

Emilio Kraepelin, en 1893, describió la esquizofrenia a la que llamó Dementia Praecox: un trastorno que aparece en la juventud, que es de naturaleza netamente orgánica y sintomatología difusa y polimorfa bajo la cual evoluciona un proceso especialmente destructivo de la personalidad, de curación muy limitada evolucionando fatalmente hacia la demencia.

Síntomas positivos y negativos

La psicopatología actual suele dividir los principales síntomas de esquizofrenia en positivos y negativos (cabe aclarar que el término «positivo» en psicopatología hace referencia a que una conducta se manifiesta «en exceso» y «negativo» se refiere al déficit de un comportamiento).

Por tanto, dentro del espectro positivo se encuentran las alucinaciones (percepción de estímulos que en realidad no existen), delirios(creencias erróneas que suelen llevar a malinterpretaciones de percepciones o experiencias), comportamiento extravagante (forma de vestir y apariencia que el sujeto desarrolla así como la conducta social y sexual, agresiva y agitada, repetitiva o estereotipada  de estas personas y desorden formal del pensamiento) y desorden formal del pensamiento.

Los negativos se describen como el efecto embotado (inexpresividad facial, disminución de los movimientos espontáneos, escasez de gesticulación expresiva etc), alogia (bloqueo, carencia en el tiempo de respuesta…), apatía (descuido por la imagen personal) y déficit de atención al igual que el déficit de atención.

El pronóstico de la esquizofrenia

Variará en función del tratamiento recibido, especialmente en aquellas personas en las que el trastorno se cronifica. Generalmente del 23% al 39% de las personas con esquizofrenia han tenido un solo episodio a lo largo de su vida y aquellos que han tenido un curso episódico presentan una remisión total o significativa del 35 al 78% de los casos.

Algunos estudios apuntan que entre un 65% y 85% de los casos se convierten en crónicos. Así mismo, las investigaciones señalan que aquellas personas diagnosticadas de esquizofrenia que presentan un mejor pronóstico cuentan con el siguiente perfil: género femenino con un inicio tardío de los síntomas y una menor cantidad de anormalidades cerebrales estructurales. Además se apunta a que suele darse un menor deterioro cognitivo al igual que una adaptación premórbida.

 

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