¿Qué es la disfagia?
Cuando una persona tiene de forma ocasional dificultad para tragar, no suele ser motivo de preocupación. Sin embargo, cuando esto persiste en el tiempo es conveniente acudir a un especialista, ya que probablemente se trate de disfagia, una condición médica que afecta al 5% de la población y que requiere tratamiento.
La disfagia es un trastorno de la deglución que se caracteriza por generar en quienes la padecen una dificultad en la preparación oral del bolo alimenticio o en el desplazamiento del alimento desde la boca hacia al estómago. Tos al ingerir o tras la ingestión, ahogarse con alimentos o líquidos, dolor al tragar, la sensación de que la comida se quede pegada en la garganta o dificultad de respirar durante la alimentación, son algunos de los síntomas que pueden presentarse si se padece este trastorno. Como síntoma, la disfagia puede tener un origen funcional, que habitualmente afecta al sistema nervioso, o mecánico. No obstante, también puede surgir como efecto secundario a ciertos fármacos o a factores iatrogénicos como las cánulas de traqueotomía.
Tratamiento de la disfagia
La terapia no invasiva ni dolorosa que ofrece el sistema para el tratamiento de la disfagia, se obtiene a través de la estimulación eléctrica externa que se aplica en la cara anterior del cuello. Se trata de la única tecnología aprobada por la ‘Food and Drug Administration’ (FDA), para la restauración de la función que trae consigo la deglución en
personas que sufren disfagia del tipo orofaríngea. Este tipo de disfagia es la más común y puede darse en pacientes que han sufrido accidentes cerebro vasculares, pacientes con trastornos neuromusculares progresivos y pacientes que han sobrevivido a cáncer de cuello y cabeza, sobre todo después de radioterapia. También es una terapia muy efectiva en ancianos que presentan disfagia de etiología desconocida. Para conseguir esta restauración, el sistema transmite al paciente pequeñas corrientes eléctricas que estimulan a los músculos que permiten el acto reflejo de tragar. Para aplicar esta terapia, existen dos tipos de dispositivos, uno de mayor tamaño, y otro más pequeño y portátil. Este último es instalado por los especialistas de Oximesa para que el paciente pueda usarlo de una forma más sencilla en su propio domicilio.
La electroestimulación se ve complementada con una terapia de rehabilitación con la que el paciente puede volver a educar sus músculos. Gracias a esta rehabilitación que se recibe por periodos de hasta una hora, la persona afectada trabaja posiciones, maniobras y ejercicios que reentrenan el mecanismo de deglución.
El Sistema consigue un efecto duradero validado en un estudio presentado ante la FDA. En éste se demostró que la mejoría obtenida por este tratamiento se mantuvo durante los 3 años en los que siguió el estudio. Otro estudio ha publicado y demostrado el impacto positivo y duradero en un grupo de pacientes disfágicos en los que anteriormente el tratamiento convencional había fracasado.