Enfisemas pulmonares, coronarias, disminución de la visión periférica, problemas vasculares, de corazón, úlceras de estómago, proliferación de distintos tipos de cáncer como lengua, boca, pulmón, faringe, esófago, entre otros, así como una infinidad de factores secundarios que perjudican gravemente la salud del fumador, lo produce el consumo de tabaco. Hasta la fecha, la relación entre el tabaco y otro tipo de enfermedades en principio, no relacionadas con su consumo, era mínima. Pero parece que esto llega a su fin. En Taiwán han descubierto que fumar incrementa el riesgo de desarrollar tuberculosis.
Y es que según un estudio sobre la incidencia del tabaco con esta enfermedad es real. El mismo, ha sido llevado acabo en el país asiático por investigadores del Brigham and Women’s Hospital, de Boston (Estados Unidos), cuyos resultados se publicarán el 1 de septiembre en el ‘American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine’, la revista de la Sociedad Torácica Americana.
Aunque anteriores estudios habían demostrado un aumento de la mortalidad entre los pacientes con tuberculosis que fumaban, nadie había podido comprobar los efectos directos del tabaco en la incidencia de la tuberculosis sobre una población general.
Para lograrlo, el equipo de científicos dirigido por Hsien-Ho Lin, del Brigham and Women’s Hospital, analizó los datos de cerca de 17.000 individuos de Taiwán que eran parte de la Encuesta Nacional de Salud realizada en este país en 2001.
«En esta cohorte de estudio prospectiva encontramos que se duplicaba el riesgo de desarrollar una tuberculosis activa en los fumadores en comparación con los pacientes que nunca habían fumado», indicó Lin.
Los investigadores recogieron información de los registros individuales de esta encuesta sobre consumo de tabaco activo y pasivo en el hogar. Asimismo, identificaron otros posibles factores, como el sexo, la edad, vivir en una casa llena de gente, los ingresos familiares, estado civil, consumo de alcohol y empleo. Después identificaron todos los casos en los que apareció la tuberculosis entre 2001 y 2004 usando datos de las compañías de seguros.
Entonces compararon las probabilidades de desarrollar una tuberculosis activa entre los pacientes que nunca fumaron, que fumaron alguna vez y los que eran fumadores y descubrieron que los que habían fumado alguna vez tenían más del doble de riesgo (2,69) de desarrollar una tuberculosis que los no fumadores, mientras que los fumadores en la actualidad tenían 2.73 veces más posibilidades.
Tras ajustar potenciales factores de confusión, el incremento del riesgo seguía siendo significativo para los pacientes fumadores, que mostraron tener el doble de riesgo de desarrollar una tuberculosis activa en comparación con aquellos que no fumaron nunca.
Los jóvenes tienen más papeletas
También descubrieron que los fumadores más jóvenes tenían más posibilidades que los mayores de 65 años de desarrollar esta enfermedad en comparción con los que no consumían tabaco.
«El bajo número de casos de tuberculosis en este estudio nos disuadió de examinar la edad en la asociación de esta enfermedad con el tabaquismo en una escala de edad más precisa, por lo que será necesario realizar más estudios para confirmar estos hallazgos», dijo.
Con esta investigación, descubrieron también que, aunque la prevalencia de la tuberculosis activa es mayor entre los hombres, con el paso del tiempo estas diferencias de género desaparecen, apuntando a la posibilidad fumar y no fumar sea una de las razones que estén detrás de las diferencias de género en la tuberculosis.
Parece que las nuevas campañas para la prevención del consumo del tabaco deberán ampliar su target de influencia. Quizá que sea el principio de una serie de investigaciones que desvelen muchas más razones por las que fumar es tan perjudicial para la salud. Lo realmente sorprendente, es que parte de la sociedad parece no importarle los efectos nocivos de una serie de sustancias que en vez de preservar la salud, la erradica.