El sonambulismo (del latín somnus: sueño, ambulare: caminar) es una parasomnia, y como tal se manifiesta como fenómenos físicos y conductas no deseables que ocurren durante el sueño. El sonámbulo es capaz de realizar conductas de diferente complejidad mientras está dormido: andar, gesticular, sentarse en la cama, hablar palabras inconexas… Los ojos permanecen abiertos durante el episodio, aunque el sonámbulo no ve nada, y simplemente hace uso del recuerdo de las características del entorno para llevar a cabo las acciones. Durante años se interpretó como una experiencia vivida de los sueños, pero actualmente se sabe que ocurren durante la fase de sueño profundo (No REM), donde la actividad onírica es inexistente.
Hasta un 14% de la población infantil de entre 5 y 12 años ha podido padecer en algún momento un episodio de sonambulismo, aunque su aparición va disminuyendo a medida que se avanza en edad, y a partir de los 40 años es difícil que sucedan. Esta parasomnia tiene un origen genético, encontrándose una mayor incidencia en familiares de primer grado; además de ser un hecho que se repite para los mismos en diferentes ocasiones. Lo que no está definido claramente es qué mecanismo hacen saltar el resorte, qué lo provoca; unque parece ser producto de un descanso deficiente, estrés, el paso por una momento vital complicado…
Existen ciertos mitos sobre el sonambulismo tales como que no se debe despertar al sonámbulo porque es peligroso, o que si se dan algún golpe no se hacen ningún daño, pero nada más alejado de la realidad. Para evitar riesgos de lesiones se debe conducir a la persona suavemente hacia su cama, si se despierta bruscamente en el momento del “paseo” lo único que puede ocurrir es que se sienta asustada y confusa, al encontrarse en un lugar diferente a donde se acostó. El sonámbulo por la mañana no recordará nada y normalmente todo quedará en una anécdota, dada la supuesta benignidad de este fenómeno, según defienden la mayoría de los profesionales del ramo de la salud.