Y además es sencillo, inocuo y económico. Sencillo porque se trata de una lente de contacto normal, que puede estar graduada o no, a la que se le ha aplicado una pigmentación amarilla. Sustituye a la protección natural del ojo, que todos perdemos con el tiempo y, sobre todo, con las operaciones de cataratas. Así, de nuevo, se evitan las radiaciones nocivas de cualquier tipo de luz.
Es la doctora Celia Sánchez-Ramos, la mejor inventora de este año. Junto a su equipo de la Universidad Complutense de Madrid ha creado, tras cinco años de investigación, un método que evita ciertos tipos de ceguera.
Y además es sencillo, inocuo y económico. Sencillo porque se trata de una lente de contacto normal, que puede estar graduada o no, a la que se le ha aplicado una pigmentación amarilla. Sustituye a la protección natural del ojo, que todos perdemos con el tiempo y, sobre todo, con las operaciones de cataratas. Así, de nuevo, se evitan las radiaciones nocivas de cualquier tipo de luz.
Inocuo porque no impide ver con claridad. A pesar de su aspecto, la lente sigue siendo invisible y no cambia la percepción de los colores. Y económico. Aunque todavía no se vende, varias empresas estadounidenses ya se han interesado en su comercialización.