El insomnio en los niños por malos hábitos
Para los padres se traduce en ojeras, irritabilidad, frustración, autoculpa, incluso resignación («nunca ha dormido bien», «son los dientes», etc)y se llega a una espiral de indefensión, en la que se llega a pensar que la circunstancia por la que se atraviesa es natural en la infancia.
¿Cómo se llega a esta situación?
Gran parte de la explicación radica en el proceso de adquisición de los ciclos de sueño – vigilia.
En los primeros meses de vida, gracias a un proceso fisiológico que ocurre en el hipotálamo, los bebés comienzan a experimentar períodos nocturnos de sueño y poco a poco se va estableciendo el ciclo de sueño por la noche / vigilia o estar despiertos durante el día. A su vez, comienzan las primeras asociaciones de ciertos hábitos y estímulos externos al período de sueño (oscuridad, silencio, tranquilidad, soledad…etc.), y estas asociaciones se van consolidando; vemos entonces que el sueño además de ser un evento biológico, es también psicológico y social. Lo normal es que un niño de 7 meses duerma ya, una media de 12 horas durante la noche.
Pero en ocasiones la actitud de los padres (no hay rutinas, se quedan meciendo al niño mientras se duerme, actitud inadecuada durante despertares…), no favorece la adquisición del hábito y entonces aparecen asociaciones inadecuadas, que instauran una conducta de sueño anómala: no querer dormir solo, retrasar el inicio del sueño, excesivas demandas que desbordan a los papás durante la noche…etc.
Por eso en la mayoría de los casos de insomnio entre los 6 meses y los 5 años podrían encuadrarse dentro de un trastorno llamado Insomnio por Hábitos Incorrectos, que esta contemplado dentro de La Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño de 2005 . Según citada categorización, se caracteriza por la resistencia de los niños para irse a la cama y los despertares nocturnos con incapacidad de volver a conciliar el sueño por si mismos.
¿Es una situación sin retorno? ¿Puede enseñarse a dormir?
Como ya hemos visto, un hábito es un comportamiento aprendido, por lo tanto los adultos, podemos y debemos enseñar a nuestros niños a asociar la conducta de sueño a elementos como la cama, la habitación, etc. Se pueden seguir unas pautas para instaurar el sueño:
-Crear un ambiente agradable, sin tensiones. Siempre a la misma hora, además existe un momento del día (biológico) propicio para que los niños vayan a dormir, que sería entre las 20h y las 21h. Se puede crear este ambiente, contando una historia o repasando lo que hemos hecho en el día de hoy y siempre fuera de la habitación del niño.
-Acompañamos al futuro durmiente a la habitación y tiene que dormirse solo. Si nos quedamos mientras se duerme y posteriormente se desvela, nos echará de menos, entonces el ritual habrá sido inútil.
-Hay que repetir estos pasos siempre del mismo modo para aprenderlo, siempre con seguridad, no mostrar flaqueza y no se debe nunca cambiar los criterios pues el niño no sabrá como comportarse.
Es muy importante desde pequeños, tener una buena higiene del sueño, repercutirá positivamente en la vida cotidiana familiar, además de evitar futuros problemas de salud.