El infradiagnóstico de infarto en mujeres es un problema de salud pública que afecta a la calidad de vida y la supervivencia de las pacientes. El infarto agudo de miocardio (IAM) es una de las principales causas de muerte en el mundo, y se estima que las mujeres tienen un riesgo mayor de morir por esta causa que los hombres. Sin embargo, los síntomas del IAM en las mujeres suelen ser más atípicos y menos reconocidos que en los hombres, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento oportunos. Además, existen factores biológicos, sociales y culturales que influyen en la percepción del riesgo y la búsqueda de atención médica por parte de las mujeres.
Los estudios clínicos han demostrado que las mujeres presentan síntomas atípicos de infarto, como dolor en el cuello, la mandíbula, la espalda o el abdomen, y que los profesionales sanitarios tienden a subestimar la gravedad de su situación. Esto conlleva un retraso en el diagnóstico, el tratamiento y la derivación a unidades especializadas, lo que aumenta el riesgo de complicaciones y mortalidad. Por ello, es necesario sensibilizar a la población y al personal médico sobre las diferencias de género en la presentación y el manejo del infarto, así como impulsar la investigación para identificar los factores que influyen en el infradiagnóstico y diseñar estrategias para reducirlo.
¿Cómo actuar ante el primer síntoma?
Un infarto es una emergencia médica que requiere atención inmediata. Sin embargo, los síntomas de un infarto pueden ser diferentes en las mujeres que en los hombres, y a veces pueden pasar desapercibidos o confundirse con otras afecciones. Por eso, es importante que las mujeres conozcan los signos de advertencia de un infarto y cómo reaccionar ante ellos.
Los síntomas más comunes de un infarto en las mujeres son:
- Dolor o presión en el pecho, que puede irradiarse al brazo, el cuello, la mandíbula o la espalda.
- Dificultad para respirar o sensación de ahogo.
- Sudoración fría, náuseas, vómitos o mareos.
- Fatiga extrema o debilidad.
- Palpitaciones o ritmo cardíaco irregular.
Estos síntomas pueden aparecer de forma gradual o repentina, y pueden variar en intensidad y duración. Algunas mujeres pueden tener solo uno o dos de estos síntomas, mientras que otras pueden tener todos. También hay otros síntomas menos frecuentes, como:
- Ardor o indigestión estomacal.
- Dolor abdominal o hinchazón.
- Dolor en la parte superior del abdomen o en el ombligo.
- Dolor en uno o ambos hombros.
- Dolor en la parte superior de la espalda.
Si experimentas alguno de estos síntomas y sospechas que puedes estar sufriendo un infarto, debes actuar rápidamente y seguir estos pasos:
- Llama al 112 o al número de emergencias local y pide una ambulancia. No conduzcas ni te traslades por tu cuenta al hospital, ya que podrías poner en riesgo tu vida y la de los demás.
- Mientras esperas la ayuda, siéntate o recuéstate en una posición cómoda y trata de mantener la calma. Respira profundamente y lentamente para oxigenar tu cuerpo y tu cerebro.
- Si tienes a mano una aspirina, mastícala o trágala con un poco de agua, a menos que seas alérgica o tengas alguna contraindicación. La aspirina puede ayudar a disolver el coágulo que está bloqueando el flujo sanguíneo al corazón y reducir el daño cardíaco.
- Si tienes algún medicamento para el corazón, como nitroglicerina o betabloqueantes, tómalos según las indicaciones de tu médico. Estos medicamentos pueden aliviar el dolor y mejorar el funcionamiento del corazón.
- No tomes ningún otro medicamento sin consultar con el personal sanitario, ya que podrían interferir con el tratamiento o causar efectos secundarios.
- Si pierdes el conocimiento, alguien debe iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que llegue la ambulancia. La RCP consiste en hacer compresiones torácicas y respiraciones boca a boca para mantener el flujo sanguíneo y el oxígeno al cerebro.
Hábitos saludables
Recuerda que un infarto es una situación grave que puede provocar complicaciones como insuficiencia cardíaca, arritmias, daño cerebral o muerte. Por eso, es fundamental actuar con rapidez y buscar ayuda médica lo antes posible. Así podrás aumentar tus posibilidades de sobrevivir y recuperarte. Además, es conveniente que adoptes hábitos saludables para prevenir futuros infartos, como:
- Dejar de fumar y evitar el humo del tabaco.
- Controlar la presión arterial, el colesterol y la glucosa.
- Seguir una dieta equilibrada y baja en sal, grasas saturadas y azúcares.
- Hacer ejercicio físico moderado y regular.
- Mantener un peso saludable y evitar la obesidad.
- Reducir el estrés y practicar técnicas de relajación.
- Tomar los medicamentos recetados por tu médico y hacer un seguimiento periódico de tu salud cardiovascular.