Para llevarla a cabo, los científicos han partido de un estudio prospectivo de estas madres con las que se pudo comprobar que las gestantes monitorizadas con electrocardiograma fetal obtuvieron una menor tasa de cesáreas (30% frente a un 46,7%), así como unos valores de la gasometría umbilical fetal en el nacimiento mejores que los que presentaron las monitorizadas con pulsioximetría.
La información facilitada al obstetra que han controlado los partos monitorizados con electrocardiograma ha sido más continua, y por tanto fiable, que la obtenida con el otro método.
Hasta la fecha se habían realizado investigaciones de ambos métodos de monitorización fetal intraparto por separado, pero no existía ningún trabajo que los comparara entre sí, para valorar cuál es más eficaz en la detección de fetos con riesgo de pérdida de bienestar fetal.
Según la directora de la investigación, Mercedes Valverde, «hay quien piensa que ambos métodos son igualmente efectivos y que se pueden usar en los mismos casos», pero este trabajo, agrega, evidencia que no son igualmente efectivos y que actúan a distintos niveles de la fisiología fetal.
Parte de los resultados de este estudio se han publicado en la revista científica «Progresos en ginecología y obstetricia» de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia