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La clave del éxito en la estética

El rostro es el espejo en el que se refleja los movimientos de la vida interior, cuídalo mucho. Las arrugas cuentan, a su manera la historia de nuestra vida, y precisamente por eso es injusto y poco acertado querer eliminarlas de forma implacable.

Podemos atenuarlas y mejorarlas mucho. Ahora que contamos con una variedad de equipos tecnológicos y cosméticos, es muy importante que sepamos decidir cuál utilizar y el por qué en cada uno de los casos que se nos presentan.

Esta es la clave del éxito en cualquier tratamiento de belleza y la garantía de calidad de un centro. Para hacerlo correctamente es necesaria una calificación adecuada. Es preciso tener en cuenta el estado general de la piel en relación con la edad, el tamaño de los poros, la firmeza del tejido, la densidad etc… .

Son muchos los factores determinantes a la hora de optar por una u otra opción. Por ello un buen profesional no es la persona que sabe realizar el paso a paso de un tratamiento, si no el que sabe hacer una valoración del problema estético que presenta cada persona y sugerir la forma idónea de solucionarlo.

El primer paso de cualquier método de belleza corporal o facial debe ser la higiene porque una buena limpieza no solo proporcionará una sensación física placentera si no que es también la vía para prevenir infecciones dérmicas. Además, es la única forma de que nuestra piel pueda absorber los componentes activos de las cremas y tratamientos que apliquemos posteriormente.

El proceso de limpieza del cuerpo apenas requiere unos minutos, en este sentido podemos optar dependiendo de nuestras preferencias, baño o ducha. Cada uno aporta unas ventajas especificas. Por ejemplo, la ducha resulta más aconsejable para tonificar el sistema sanguíneo así como la piel. Si se utiliza agua fría , el efecto será estimulante mientras que si se opta por el agua caliente, el efecto será relajante.

En cuanto al baño es el método más adecuado para combinarlo con aceites esenciales disueltos en el agua, los cuales, serán elegidos en función de que el sujeto quiera relajarse, tonificar la piel, estimular la circulación, etc.

En facial , se comienza por una loción jabonosa o leche adaptada según la necesidad, una exfoliación suave, lo que permite a la piel recibir óptima cantidad de principios activos de las cremas, sueros etc.

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