Investigadores del hospital del Vall d’Hebron de Barcelona han identificado un grupo de 20 genes implicados en el desarrollo del cáncer de endometrio, que abren la vía al desarrollo de un kit de diagnóstico, del que ya existe una patente, para que se pueda usar en las consulta de los ginecólogos.
El estudio lo ha realizado la Unidad de Investigación Biomédica y de Oncología Traslacional y Pediátrica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), liderado por los doctores Jaume Reventós y Antonio Gil-Moreno. El hallazgo de estos marcadores moleculares, que ha sido publicado en la revista International Journal of Cancer, permite establecer un nuevo método de diagnóstico poco invasivo y muy sensible en la detección de este tipo de cáncer.
Estos resultados son importantes porque hasta ahora no se habían encontrado marcadores moleculares vinculados al cáncer de endometrio, y este descubrimiento abre la puerta a que sea el propio ginecólogo, en su consulta, el que pueda obtener la muestra sin requerir el entorno hospitalario, y haga un diagnóstico.
El estudio se ha realizado en varias fases mediante el análisis de muestras de endometrio obtenidas por aspirado a través del cuello del útero con una fina cánula que no precisa anestesia El resultado, según las mismas fuentes, mostró una perfecta correlación entre los fluidos uterinos aspirados y las alteraciones moleculares propias de los tumores primarios, lo que confirmó la viabilidad de basar el diagnóstico en esta prueba poco invasiva.
Nuevo kit
Para los doctores Reventós y Gil-Moreno, la disponibilidad de este kit en las consultas de los ginecólogos permitirá reducir el impacto del cáncer de endometrio y disminuir la mortalidad en los casos que escapan al diagnóstico convencional, y aumentar los casos diagnosticados en fases precoces de la enfermedad. Anualmente se detectan entre 13 y 14 nuevos casos por cada 100.000 mujeres en la Unión Europea y esta enfermedad suele aparecer a partir de los 50 años por antecedentes familiares de cáncer de colon, predisposición genética, desequilibrios hormonales, obesidad, o diabetes.
Uno de los síntomas más frecuentes de este tipo de cáncer es el sangrado vaginal no menstrual, y para su detección es necesario realizar diversas pruebas diagnósticas, como ecografías vaginales o biopsias mediante la introducción de una fina cámara dentro de la cavidad uterina para visualizar las lesiones y extraer muestras. Si el tumor se identifica en la fase inicial, el tratamiento consiste en extirpar el aparato reproductor, útero, trompas y ovarios, con o sin resección de los ganglios, y en fases avanzadas de la enfermedad el tratamiento se acompaña también de quimioterapia y radioterapia.