El asma es una enfermedad crónica respiratoria que cursa con episodios de tos, falta de aire y ruidos respiratorios provocados por obstrucción bronquial. Para la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, tanto la mala calidad del aire en interiores como del exterior contribuye a la carga del asma y otros problemas respiratorios en los niños, cuyos pulmones y vías respiratorias son inmaduros y por tanto «especialmente susceptibles a la agresión de la contaminación».
En este sentido, el doctor Praena, de la Asociación, destaca que, «entre las principales sustancias perjudiciales para el sistema respiratorio en desarrollo destacan los contaminantes de interiores, como el humo de tabaco ambiental, los productos de combustión, compuestos orgánicos volátiles, compuestos biológicos y alérgenos«. «Sin embargo, existen además otros contaminantes del aire exterior presentes en el medio ambiente en niveles preocupantes. Entre ellos se incluyen contaminantes atmosféricos de materia particulada, ozono troposférico, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y otras sustancias tóxicas», explica.
Por su parte, desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) han subrayado que 8 de cada 10 casos de asma infantil son de origen alérgico y han advertido de que más de la mitad de los pacientes «no alcanzan el control de su enfermedad», lo que interfiere en su vida tanto profesional como de ocio.
Para el presidente del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), Julio Delgado, para conseguir un control de la enfermedad, es preciso realizar un diagnóstico correcto de la causa que origina el asma. «Ser alérgico es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de asma. Los alérgenos más relacionados con el asma son los pólenes, ácaros del polvo doméstico, hongos del ambiente y los epitelios de animales como perro, gato, caballo y roedores, aunque la importancia de cada uno de ellos es variable geográficamente», explica Delgado. Por ello, en todo paciente asmático debe realizarse un estudio alergológico que determine si la alergia es el origen de sus síntomas. «Un diagnóstico precoz facilita el control posterior del asma y mejora su pronóstico a largo plazo«, recuerda.