Este grupo de científicos ha publicado un artículo en la revista especializada Glia en el que se expone cómo el consumo crónico de alcohol disgrega la vaina de mielina que recubre los axones, de modo que la neuroinflamación en el cerebro causada por el etanol participa en estas alteraciones de la mielina. La mielina forma la llamada «vaina de mielina», que recubre los axones de las neuronas, y la pérdida o daño de esta sustancia causa alteraciones como el retraso de los impulsos nerviosos.
Guerri ha explicado que por medio de técnicas de neuroimagen ya se había demostrado que existían alteraciones importantes de la mielina en alcohólicos, relacionadas con el consumo crónico de alcohol, y que afectaban a la parte conductual. «Pero faltaba saber qué mecanismo estaba detrás de estas alteraciones y si la neuroinflamación participaba en él», destaca.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron modelos animales a los que se suministró durante cinco meses un 10 % de alcohol en agua, simulando los niveles comparables a un consumo crónico de alcohol. Así, se ha comprobado a través de técnicas de neuroimagen ‘in vivo’ que el consumo crónico de alcohol causa una reducción importante de la mielina en cerebro. Mediante microscopia electrónica, los científicos han demostrado que el alcohol disgrega la vaina de mielina y puede contribuir a la neurodegeneración.
De esta forma, se demuestra que el daño producido en la mielina es uno más de los efectos del alcohol sobre el cerebro. La mielina es una sustancia fundamental para transmitir los impulsos nerviosos, y por tanto para la conducta de un individuo, por lo que muchas de las alteraciones cognitivas pueden tener como origen alteraciones de la mielina.