El ejercicio físico es mejor que los medicamentos para combatir problemas iniciales de memoria y capacidad de análisis relacionados con el envejecimiento, según una nueva guía de tratamiento publicada hoy en la revista científica de la Academia Estadounidense de Neurología (AAN).
La guía médica de la revista «Neurología» afirma que los médicos «deberían recomendar ejercicio dos veces por semana a las personas con deterioro cognitivo leve para mejorar la memoria y el (proceso de) pensamiento».
«El ejercicio físico regular ha sido visto desde hace tiempo como benéfico para la salud del corazón y ahora podemos decir que también ayuda a mejorar la memoria para las personas con problemas cognitivos leves», afirmó Ronald Petersen, director del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de la Clínica Mayo.
«Lo que es bueno para su corazón puede ser bueno para su cerebro», señaló el doctor Petersen, autor líder de la guía médica.
El investigador anotó que los «problemas cognitivos leves» son una etapa intermedia entre la disminución cognoscitiva que se espera con el envejecimiento normal y una disminución más grave relacionada con la demencia.
Petersen recomienda realizar «ejercicio aeróbico: caminar rápidamente, trotar, lo que prefiera hacer, durante 150 minutos a la semana en cinco sesiones de 30 minutos o tres sesiones de 50 minutos».
«El ejercicio puede reducir el ritmo con el que usted puede pasar de un impedimento cognoscitivo leve a la demencia», advirtió el investigador, quien también es director del Estudio Sobre Envejecimiento de la Clínica Mayo.
La guía, respaldada por la Asociación de Alzheimer, no recomienda cambios en la dieta o medicamentos y destaca que «no hay drogas para los problemas leves del conocimiento aprobadas por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE.UU.
Según la AAN, más del 6 % de personas en edades de 60 a 69 años en el mundo sufren de problemas leves del conocimiento y la proporción aumenta al 37 % en adultos mayores de 85 años.
«No tenemos que mirar el envejecimiento como un proceso pasivo; podemos hacer algo sobre el curso de nuestro proceso. Así, si estoy destinado a tener problemas cognitivos a los 72 años puedo hacer ejercicio y retrasarlo hasta los 75 o los 78. Eso es un gran logro», consideró el investigador.