El estrés es una respuesta natural del cuerpo para responder ante situaciones de peligro y por ello, si es pasajero, puede resultar muy útil. No obstante, mantener el estrés durante mucho tiempo puede tener efectos negativos en la salud.
Qué es el estrés y cómo reacciona el cuerpo
El estrés es una respuesta biológica ante una situación de posible peligro. Este mecanismo prepara al cuerpo para luchar o huir de ese peligro activando un sistema de alarma. Puede ser de dos tipos:
- Agudo: estrés a corto plazo que se puede sentir, p.ej. al frenar bruscamente el coche. Desaparece rápidamente.
- Crónico: se sufre durante un periodo de tiempo largo (semanas o incluso meses). P.ej. el estrés provocado por problemas de dinero o trabajo.
Ante un factor que la persona interpreta como peligro, el organismo activa la alarma, incitando a las glándulas suprarrenales a liberar una oleada de hormonas (adrenalina, cortisol…) que provocan cambios en el funcionamiento del organismo. La adrenalina aumenta la frecuencia cardiaca, la sudoración, la presión arterial y los suministros de energía. El cortisol aumenta la glucosa en sangre y mejora su uso en el cerebro, reduce las funciones no esenciales para huir o luchar, altera la respuesta del sistema inmunitario y suprime los sistemas digestivo y reproductor y los procesos de crecimiento.
Cuando la amenaza ha pasado, los niveles de hormonas regresas a la normalidad y los sistemas reanudan sus actividades regulares. Un pequeño episodio de estrés puede ser positivo porque ayuda a eliminar el peligro o afrontar la situación que causa el estrés. Sin embargo, si el factor que causa la alarma permanece, la sobreexposición a las hormonas del estrés puede tener consecuencias en todos los sistemas del cuerpo, aumentando el riesgo de padecer problemas de salud.
Síntomas de estrés excesivo
El cuerpo avisa de la presencia del estrés mediante una serie de síntomas físicos y mentales. Algunos de ellos son:
- Diarrea o estreñimiento.
- Dolores frecuentes de cabeza.
- Falta de energía y motivación.
- Musculatura y mandíbula rígidas.
- Problemas para dormir (insomnio o somnolencia).
- Malestar de estómago.
- Variaciones de peso.
- Problemas sexuales.
- Mala memoria.
- Irritabilidad y ansiedad.
Consecuencias del estrés crónico
Un estrés mantenido a lo largo del tiempo puede tener las siguientes consecuencias en la salud:
- Incrementa el riesgo de padecer cardiopatías: el estrés aumenta la presión arterial, acelera el corazón y provoca una respiración más superficial. Todo ello mantenido en el tiempo puede aumentar el riesgo de sufrir cardiopatías (como infartos de miocardio), ictus o hipertensión.
- Debilita el sistema inmune: el estrés crónico debilita las defensas, facilitando las infecciones provocadas por virus y bacterias.
- Provoca dificultades para respirar: la respiración acelerada que aparece durante el estrés puede ser peligrosa para personas con problemas respiratorios como asma, EPOC o bronquitis crónica.
- Aumenta el riesgo de padecer cáncer: muchos estudios han analizado la incidencia que tiene el estrés en la aparición de cáncer. Si bien los resultados de estos estudios no son concluyentes, es cierto que el estrés incrementa la inflamación del cuerpo, un factor que facilita la aparición de células tumorales.
- Dolores de espalda, cuello y cabeza: los músculos se tensan ante las situaciones de peligro y después se relajan. No obstante, si el estrés se mantiene, los músculos continuarán tensos y provocarán dolor de cabeza, cuello y espalda, entre otras molestias.
- Problemas de piel, como acné o eczema.
- Alteración del ciclo menstrual: el estrés altera el ciclo y dificulta la concepción.
- Reduce el deseo sexual y puede provocar disfunciones sexuales.
- Trastornos emocionales: el estrés crónico provoca problemas psicológicos como ansiedad, depresión o ataques de pánico. También dificulta la conciliación del sueño.
- Aumento de peso: el estrés afecta a la regulación de los impulsos, animando a la ingesta de alimentos apetecibles pero poco nutritivos. Esto a la larga puede provocar sobrepeso.
- Incrementa el riesgo de padecer diabetes: en una situación de peligro se libera más azúcar para que el cuerpo tenga energía para hacer frente a la amenaza. Si el estrés se cronifica, el exceso de glucosa puede provocar la aparición de diabetes.
- Problemas digestivos: el estrés no sólo aumenta o reduce el apetito sino que puede provocar dolor de estómago, náuseas, vómitos y problemas intestinales.
- Empeora los hábitos poco saludables: según la Asociación Americana de Psicología, el estrés lleva a adoptar o mantener hábitos de vida negativos como fumar o beber.
Debido a las importantes consecuencias que el estrés tiene para la salud, es importante tratar de resolver la situación que lo causa. Si no es posible, llevar a cabo unos hábitos de vida saludables y buscar momentos para el ocio y la relajación puede ser muy efectivo para superar el estrés.